Al parecer, se es mas o menos civil, mas o menos víctima (o más o menos válida tu protesta «en contra de la opresión) dependiendo del espectro político donde se encuentre tu tragedia. Esto (y no me voy a extender a otras latitudes) al menos en el caso venezolano. Nuestra particular y macondiana tragicomedia política ha impuesto un particular modo de analizar la (esa si) grande y permanente tragedia del conflicto árabe-israelí, o la novedad (hasta hace poco) de la Primavera Árabe: Si el gobierno contra el que se protesta es «de izquierda», o «simpatizante de izquierda», pues por la lógica leninista, fidelista, marxista y marxiana todos los protestantes son simples «conspiradores, títeres de los poderes imperiales». Si por el contrario el gobierno es calificado «de derecha», o «simpatizante de la derecha», esos manifestantes adquieren una proporción casi mítica, héroes de puño levantado y panfleto enarbolado. Unos Ché Guevara cualquiera, con todo y el marketing de camisetas, mugs, y fondos de pantalla personalizados en Mac y Windows.
II
Mientras el chavismo y todos sus acólitos se rasgan las vestiduras, y claman a Pacha Mama, Buda o a Gramsci por «justicia para el pueblo palestino», caen bombas y metralla «de la buena» contra disidentes, rebeldes y civiles (de menos puñito levantado) en Siria sin que ninguno de ellos diga nada de nada. Es que el pana Al-Assad es amigo de la revolución, sabes. No podemos echarle esa vaina de hablar paja de él. Mucho menos llorar por los civiles y rebeldes que esta masacrando a plomo limpio. Además, si el Comandante dice que Al-Assad es bueno, entonces los que protestan contra el deben ser malos. Unos escuálidos pues (impelable lógica binaria)
III
Se pasa entonces de ser un criminal-terrorista-Hannibal-Lecter-Sifrino-Malo que conspira un «gobierno» «legítimo», a un «guerrero de libertad y justicia social» que inspirará documentales de Telesur y Avila TV e incontables camisetas en los Foros de Sao Paulo por venir, en tan sólo un soplo. O en el tiempo que toma decir «¿dónde me inscribo en este partido?».
Mubarak malo, protestantes buenos. Gaddafi bueno, protestantes malos. Mubarak malo, protestantes buenos. Gaddafi bueno, protestantes malos. Mubarak malo, protestantes buenos. Gaddafi bueno, protestantes malos…
IV
Los medios, esos diabólicos medios derechistas e imperialistas. Siempre mintiendo. Siempre conspirando contra el pueblo Palestino. ¡Digan la verdad! Mira nada más lo que le hicieron a este pobre muchacho palestino, valiente muchacho palestino. ¡Viva el pueblo Palestino!
V
Pero hay un detalle con la foto. No es un muchacho palestino, sino uno norteamericano-israelí, llamado Tuvia Grossman. El policía israelí que se ve tan amenazante en la foto no lo ha agredido. Lo ha salvado de morir a manos de una muchedumbre árabe que lo ha sacado entre golpes y puñaladas de un taxi. Y la leyenda que tan vehementemente señala que se trata de un «policía israelí y un muchacho palestino en el Monte del Templo» no la ha escrito un valiente periodista comunitario, en algún rebelde y contestatario periódico de izquierda. La ha escrito el New York Times.
¿Acaso los gringos no eran pro-israelíes por naturaleza? No entiendo mi Comandante, ¡No entiendo!