¿Qué hacer con la violencia? (II)

0
1050

Viene de ¿Qué hacer con la violencia?

La no-violencia desde el punto de vista cristiano

Muchas veces se ha intentado descartar las enseñanzas de Jesús sobre la no violencia como idealismo poco práctico, y de mostrar una imagen de Jesús más o menos violento, con la idea de contrarrestar la imagen de un Jesús débil y afeminado, manso, pasivo y azucarado, pero esa imagen no ha sido convincente.

Bien se sabe que Jesús murió voluntariamente en la Cruz, nunca mostró sentimientos de venganza, de rencor o de violencia.

Es sabido que estuvo en contra de la Ley del Talión, la cual era una antigua legislación de los pueblos de medio oriente, y que Israel había asumido como propia. Dicha ley pretendía evitar la venganza desproporcionada, de modo que proponía un tipo de justicia: cobrar exactamente según el daño cometido, ni más, ni menos. Sin embargo Jesús pide a sus discípulos dar un paso más: invita a no ceder ante la venganza, aunque sea proporcionada, menos al odio. Pero no en el sentido de la resignación, ni de dejarse pisotear, sino que en una verdadera “no-violencia activa”. No resistir al malvado, aceptando su humillación pacientemente, significar resistir a la maldad, valientemente.

En Mateo 5,38-44 dice específicamente: «Oyeron que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente”. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.”

En Lucas 6,27: “Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan. Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra. (…) Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.”

Una interpretación apropiada de la enseñanza de Jesús sería: «No respondas a la violencia con violencia». Lo que Jesús propone no es ninguna de las odiosas alternativas de fuga o lucha. Jesús aborrece tanto la pasividad y la violencia. La suya es una tercera alternativa que ni siquiera es tocada por esas opciones: la no violencia militante.

Desde el punto de vista cristiano, la lucha de Jesús era contra la malignidad (Satán), y el arma era la luz. Según este punto de vista la meta cristiana es vencer la maldad de la gente por medio de la conversión. Matar a un enemigo es eliminar toda posibilidad de arrepentimiento y de conversión. El amor cristiano se manifiesta en tratar al agresor como a un ser humano, cuyo corazón puede ser transformado moral y espiritualmente, introducir un rayo de luz en su conciencia oscurecida.

Al desaprobar la violencia, Jesús penetra tranquilo en la hostilidad de Jerusalén con las manos abiertas, oponiendo la simple verdad a la fuerza. Las autoridades intentan disuadirlo con la muerte, descubriéndose impotentes y desenmascarados. El movimiento que lideraba Jesús debía haber muerto para convertirse en una religión mundial.

Artículo anteriorGuarimberos abren Nuovo Cinema Paradiso
Artículo siguiente«El Gato Enamorado de la Luna: Historia de Amor 2.0»
Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here