Un sueño que sueñas solo es sólo un sueño. Un sueño que sueñas con alguien es una realidad.
John Lennon
Anoche volví a soñar con ella, luego de más de un año de no hacerlo.
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Han pasado como cuatro años desde la última vez que la vi. Hubo un tiempo que la soñaba unas tres o cuatro veces a la semana. Era insoportable.
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Fue un sueño húmedo, cuando desperté me masturbé pensando en ella. Vainas.
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No hace mucho un amigo mutuo tuvo a bien informarme que se había casado. Bendito sea Dios.
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En el sueño nos queríamos, vaya que nos queríamos, como en aquellos tiempos. Creo que sentí hasta su aroma.
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Como que hablaré con un exorcista.
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Qué momento de anticlímax, cuando andaba con ella por la calle y llegó la nena con la que estoy ahora. Ella estaba incomodísima, la nena no se dio cuenta, creo.
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Pensé que había sido mejor saber que se había casado, de ese modo la sacaba de mi cabeza totalmente. Ya está visto que no.
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Aún recuerdo nítidamente cuando ella usaba su boca en mí… Húmeda, cálida, lamiéndome todo…
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Esto no puede seguir, sé que seguirá acudiendo a mis sueños, aunque sepa que se ha muerto, su fantasma seguirá atormentándome.
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Te espero hoy en la noche, sé que vendrás a mi llamado.
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¡Basta! ¡No puedo más!
Volverán las oscuras golondrinas
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres…
ésas… ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día…
ésas… ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…, desengáñate:
¡así no te querrán!
Gustavo Adolfo Bécquer