Síndrome de la ex onírica ad infinitum

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Un sueño que sueñas solo es sólo un sueño. Un sueño que sueñas con alguien es una realidad.

John Lennon

Anoche volví a soñar con ella, luego de más de un año de no hacerlo.

*

Han pasado como cuatro años desde la última vez que la vi. Hubo un tiempo que la soñaba unas tres o cuatro veces a la semana. Era insoportable.

*

Fue un sueño húmedo, cuando desperté me masturbé pensando en ella. Vainas.

*

No hace mucho un amigo mutuo tuvo a bien informarme que se había casado. Bendito sea Dios.

*

En el sueño nos queríamos, vaya que nos queríamos, como en aquellos tiempos. Creo que sentí hasta su aroma.

*

Como que hablaré con un exorcista.

*

Qué momento de anticlímax, cuando andaba con ella por la calle y llegó la nena con la que estoy ahora. Ella estaba incomodísima, la nena no se dio cuenta, creo.

*

Pensé que había sido mejor saber que se había casado, de ese modo la sacaba de mi cabeza totalmente. Ya está visto que no.

*

Aún recuerdo nítidamente cuando ella usaba su boca en mí… Húmeda, cálida, lamiéndome todo…

*

Esto no puede seguir, sé que seguirá acudiendo a mis sueños, aunque sepa que se ha muerto, su fantasma seguirá atormentándome.

*

Te espero hoy en la noche, sé que vendrás a mi llamado.

*

¡Basta! ¡No puedo más!

1 Comentario

  1. Volverán las oscuras golondrinas

    Volverán las oscuras golondrinas
    en tu balcón sus nidos a colgar,
    y, otra vez, con el ala a sus cristales
    jugando llamarán;
    pero aquéllas que el vuelo refrenaban
    tu hermosura y mi dicha al contemplar,
    aquéllas que aprendieron nuestros nombres…
    ésas… ¡no volverán!

    Volverán las tupidas madreselvas
    de tu jardín las tapias a escalar,
    y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
    sus flores se abrirán;
    pero aquéllas, cuajadas de rocío,
    cuyas gotas mirábamos temblar
    y caer, como lágrimas del día…
    ésas… ¡no volverán!

    Volverán del amor en tus oídos
    las palabras ardientes a sonar;
    tu corazón, de su profundo sueño
    tal vez despertará;
    pero mudo y absorto y de rodillas,
    como se adora a Dios ante su altar,
    como yo te he querido…, desengáñate:
    ¡así no te querrán!

    Gustavo Adolfo Bécquer

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