Consideramos la heteronormatividad una forma más de violencia, y nosotrxs estamos hartas de la violencia. El Patriarcado necesita de la heteronormatividad para sustentarse, para retroalimentarse y mantenerse como pensamiento y sistema hegemónico.
El patriarcado es la estructura de opresión más antigua y perversa. Es el sistema social que ha posibilitado la histórica exclusión de las mujeres de la esfera pública, que ha legitimado la violencia que se ejerce contra ellas y la identificación de mujer con maternidad: el único destino para las niñas es casarse con un hombre y procrear. Aquí en occidente y en el contexto del Estado español ha gozado además de un arma opresiva fundamental como ha sido y es el poder de la Iglesia Católica, sus destructivos modelos morales y su estratégica alianza con el Estado.
Estamos hartas de la violencia patriarcal que sigue presente en nuestros días, en nuestros espacios cotidianos, en las calles y en la Universidad, en todos los espacios que habitamos. Porque estamos hartxs de su violencia somos feministas. Luchamos contra esta estructura opresiva, luchamos por una verdadera igualdad, luchamos porque no haya más rosa o azul que deba identificarnos desde pequeñ@s, porque no haya más barbies ni kens, porque estos modelos no nos representan. Luchamos contra el binarismo hegemónico. Contra las masculinidades y las feminidades impuestas. Somos diversxs y en nuestra diversidad luchamos. No aceptamos la imposición de dos únicos modelos, somos seres gradientes, y nuestros cuerpos no se adaptan a normas. Por esto somos transfeministas. Como decimos, tenemos presente la histórica opresión hacia los cuerpos leídos como mujeres, pero como maricas, bolleras, biciosas, trans, intersex, cuirs etc. con cuerpos, identidades y géneros disidentes y cambiantes, compartimos y sufrimos la violencia que el heteropatriarcado ejerce también contra nosotras. Nuestra disidencia es consciente, es personal, es política, es explícita y es un arma arrojadiza contra la norma y el sistema. Nuestras masculinidades y feminidades están por redefinirse/devenirse/deconstruirse/construirse/transformarse/permanecer.. Nuestra pluma nos hace fuertes y nuestra fuerza es la diversidad y la libertad de nuestros cuerpos e identidades.
El capitalismo rosa mercantiliza nuestros mentes, cuerpos y sexualidades. El capital asimila las identidades no normativas y su potencial subversivo y revolucionario mediante el consumo. Comprar te convierte en aquello que se supone que tienes que ser para ser un ciudadanx LGTB integradx en el sistema. Hace de nuestras identidades dinero, y de nuestros deseos mercancía. La lucha por el reconocimiento de nuestro derecho a disponer de nuestros cuerpos como deseemos, se convierte en un negocio.
La especulación se ceba con aquellos barrios económicamente atractivos para imponer procesos de gentrificación. Barrios “gays”, “multiculturales”, “bohemios”, “alternativos” se convierten en lugares de ocio y consumo exclusivos. Su revalorización en base al capital cultural que generan hace imposible la permanencia en ellxs de sus residentes tradicionales generando un nuevo tejido social con mayor capacidad económica y desplazando al existente.
Nos arrebatan el espacio público para que el capital disponga de él. Se nos expulsa de las plazas (grises, frías, de paso) y calles para que los bares más cools de la ciudad trafiquen con ellas instalando terrazas de moda exclusivas para bolsillos adinerados. Se reserva el derecho de admisión para los cuerpos jóvenes y musculados. Por eso somos anticapitalistas. Luchamos contra un sistema impuesto que nos condena a una existencia invivible. Un modelo económico destructor que precariza aun más nuestras vidas si no queremos formar parte de él. Rechazamos los modelos de belleza oficiales y el modo de vida LGTB “oficial” por ser insostenible, elitista, racista, tránsfobo y plumófobo.
La solidaridad y el apoyo mutuo, la liberación de espacios de las garras del capital a través de la okupación, las luchas autónomas, la horizontalidad o la autogestión son herramientas que creemos imprescindibles para provocar cambios y edificar una sociedad donde tenga cabida una vida que merezca la pena ser vivida.
Conscientes de nuestro lugar privilegiado como personas blancas y además nacidas aquí, nos solidarizamos con nuestras compañeras migrantes trans, maricas, bolleras, biciosas, cuirs… que deben cohabitar y sobrevivir en un contexto xenófobo, racista y transhomobifobico como es el estado español y sus instituciones.
QUE VIVA LA REVOLUCIÓN SEXUAL! QUEER YIHAD!