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¿Cómo te sacarás ese muerto de encima?

Has muerto, ahora el Estado puede sacar tus órganos y donarlos a quien los necesite, ya que “Toda persona mayor de edad a quien le hayan diagnosticado la muerte se presumirá donante de órganos, tejidos y células con fines terapéuticos.” (Ley sobre donación y trasplante de órganos, tejidos y células en seres humanos). Puede que luego de tu muerte te debatas en querer dejar que el Estado agarre tus órganos para sacarlos y dárselos a otra persona. Pero no, no quieres saber nada del Estado, ni del gobierno ni nada, eres totalmente opositor, por tanto no consideras que el Estado se adueñe de tu cuerpo así como así.

Pero un momento, ¿no que estás muerto?, por tanto ya no es tu cuerpo. ¿Qué esperabas, irte completico a la tumba para que los gusanos disfruten más de tus despojos, y que el gobierno ni los toque? Ahora que estás flotando encima de tu cuerpo no lo habías pensado, ya no puedes hacer nada. Pero espera, no crees que flotarás encima de tu cuerpo cuando mueras, ni que luego irás al paraíso al infierno, eres ateo militante. Nada, después de morir, kaputt, no eres nada, un black out y ya, luego nada de nada.

Pero qué, en ese último aliento, ese que pensabas que nunca llegaría, porque después de todo le tienes miedo a la muerte, no lo niegues, eso que viene después de la vida le tienes reticencia, por eso sueñas con inyectarte botox, tener el secreto de Dorian Gray, no es la vejez, no, es la muerte, el fin. Y ahora que el gobierno puede descuatizarte para dar lo que pueda a quien lo necesite, no, eso no lo admites, pero nada, es tu último aliento, no lo creías y llegó, ¿y ahora qué?

El testamento, debiste aclarar en el testamento que no quieres donar tus órganos, porque sí, porque te da la gana, ¿y qué?, son tuyos, puedes hacer lo que quieras con ellos, que si te dicen egoísta, malnacido, ¿y qué? Pero luego del último aliento ya nada es tuyo. Nada de nada. Dejaste de ser, ni te va a doler que te quiten algo, a menos que…

A menos que sí creas que vas a flotar por ahí, lamentando tu muerte, que trates de proteger ese tesoro que tienes bajo el árbol de la casa, que nadie se acerque, si lo hace morirá, porque eres su dueño, por toda la eternidad. Pero qué, ¿no que eras ateo?, ¿no que creías en nada?, ¿y ahora qué? ¿Dudas?

Si lees esto es que aún estás vivo (estás que te arrodillas para darle gracias a Dios, pero como eres ateo…), buscas el teléfono de tu abogado, nada, el testamento, no puedes permitir que este gobierno… pero… ¿y si alguien lo necesita? ¿Si alguien puede salvar su vida con tu corazón o tu riñón? Pero no, este gobierno de m… no te va a sacar nada de acá, ni siquiera por encima de tu cadáver…

Después de muerto, todo lo que era tuyo ahora es disfrutado por los gusanos, que se dan un buen banquete, y esa mandíbula que era tuya, que permanecía firme y decidida, ahora luce distendida, en una risa que no da risa a nadie.

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