Cuando llegué al cine reflexionaba… no te pongas mamahuevo con esta película, como es nacional, querrás destrozarla, pero si fuera de Almodóvar, seguro ya tendrías un orgasmo sólo con la introducción…
Bueno, me senté en mi trono de crítico, o mejor dicho, en la fila C asiento 6 de la sala 4 de cinex San Ignacio… y en los primeros minutos empecé a pensar mamahuevamente, y a encontrar todas las similitudes con el cine europeo, especialmente porsupuesto, Almodóvar.
Pero poco a poco la voz de la superficialidad fue callando en mi mente, la película me fue envolviendo, se fue desprendiendo de los clichés, simplemente no los había.
Muy buenas actuaciones, soberbia la de Ignacio Montes, quien se la come en el papel de adolescente malcriado…
El drama fue bien dosificado, con sus necesarias cápsulas de humor… lograron un envidiable equilibrio entre las ganas de llorar y las risas…
Me encontré con una historia bien pensada, para nada construida sobre lugares comunes… no se trataba de la homosexualidad, sino de los prejuicios hacia lo diferente, hacia todo lo que no entra en lo convencional… Porque no sólo los gays, cualquier persona que haya sufrido de discriminación injusta, que sepa lo que es nadar contracorriente, podrá sentirse identificado con este film.
Vale la pena ir al cine por esta obra, punto… verla fue un aliento de esperanza: no hay tragedia tan grande que impida la llegada de nuevas sonrisas, de nuevas alegrías, de nuevos retos…
Todo un soplo de aire fresco para el cine nacional… Miguel Ferrari… esperamos nuevas historias, felicitaciones y que viva el Cine!
¿Algo malo que criticarle? hay elementos muy típicos de la década de 1980’s, y no pegan mucho en una historia ambientada en la actualidad… El crimen de odio suscitado fue muy común en aquella época. Hoy en día, la homofobia se manifiesta de manera diferente en las urbes latinoamericanas. En la provincia, lamentablemente siguen los casos de homosexuales asesinados, pero en las grandes ciudades la situación es otra, la discriminación permanece, pero de manera más velada y discreta. Otra cosa, los gays de hoy en día no creo que disfruten mucho ni sepan sobre la música de Melissa, el equivalente actual hubiese sido Mónica Naranjo, digo yo…
No les llamaría errores, fueron detalles, que no afectaron gravemente la «suspensión de incredulidad»… la cual es muy difícil de lograr en una historia.