Una satisfacción haber contribuido con la victoria de Capriles en Miranda.
Cada voto sumó e hizo la diferencia ante la maquinaria del gobierno, apoyada por PDVSA.
Ni todo el dinero del estado pudo impedir el triunfo del candidato de la UNIDAD.
Perdieron un lugar estratégico donde esperaban sellar y consolidar su hegemonía.
Sin embargo, ganaron el resto de las regiones en juego, salvo las contadas excepciones de Lara y Amazonas.
El pueblo le pasó factura a la dinastía de los Salas en Carabobo, pero lamentablemente para afianzar al candidato de la familia chavista. Lo mismo sucedió en Tachira, Zulia y Nueva Esparta, tres espacios conquistados por la aplanadora del proceso.
El mapa rojo rojito nos devuelve la imagen de un país casi entregado y sumido al abandono por parte de su dirigencia, su electorado, sus élites y sus ciudadanos, quienes siguen apostando a la salida demagógica, populista y fácil.
No voy a caer en la trampa intelectual de justificarlo de manera paternalista.
La mayoría prefiere apoyar a los delfines de un gobierno quebrado, ineficiente, corrupto y dócil con el hampa.
La mayoría quiere cadenas, dádivas y un presidente enfermo atendido por médicos cubanos.
Por otro lado, un alto porcentaje se limpia las manos y busca un escape infructuoso en la abstención. Así en lugar de asumir posición, se quedan de brazos cruzados a la espera de nada.
El vacío es su única coartada moral.
En Enero nos aguarda un futuro incierto y desolador. Se abren diferentes escenarios. Con o sin Hugo, el mañana luce cuesta arriba.
No hay motivo para celebrar o tirar cohetes. La nomenclatura se volvió a legitimar en pleno. El monopolio del poder obstaculiza el funcionamiento del sistema. Bienvenidos de regreso a la fábrica distópica de hombres unidimensionales.
Toca resistir y mantenerse en la disidencia.
No es Venezuela, sino un apéndice de China y Cuba.
La Rusia de los millonarios boliburgueses.
Al menos, como dijo el Flaco, ya son dos vicepresidentes derrotados. Por una lado se comienza.
Te ponchamos Elías Jaua.
¿Nos quitaron Bolívar?
Ojalá se despierte panfletonegro de su modorra dominguera. El 16 de diciembre fue una de las peores jornadas en la historia de la página. Un día para olvidar y criticar.