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¿Y si nos olvidamos de los políticos?

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¿Y si nos olvidamos de los políticos?

A ver si desaparecen como desaparece dios cuando dejamos de pensar en él.

Hacer de su existencia como si no los necesitásemos.

Que sus cuellos blancos y sus sonrisas photoshopeadas no nos causen la más mínima sensación redencionista.

Que se pudran en sus postes, en sus vallas publicitarias, en sus páginas completas de periódico, en sus comerciales de televisión, en sus google ads,

Olvidarnos de que todo eso lo pagan nuestros impuestos.

Cambiar de canal o emisora cuando aparezca uno de ellos. Apagar el dispositivo cuando aparezcan en todos.

Que nadie visite sus páginas .gob, que se termine de momificar la burocracia online y la atención al público de requisitos incompletos eternos.

Que nadie vaya a su circo vulgar, que nadie coma su pan mohoso.

Que sus discursos falaces plagados de inconsistencias retoricas se los lleve el viento más veloz al llano desolado y mueran causando el mínimo daño posible a la vida salvaje incapaz de entender sus gritos de mierda.

Que sus convocatorias hagan eco en la nada, Que el consejo electoral se llene en largas colas de vacío.

Que no nos importen sus soluciones cortoplacistas, que arreglen ellos su peo.

Desde las sombras ellos necesitan la complicidad de los engañados, el tonto útil incapaz de comprobar sus crímenes. Que no nos importen sus cortinas de humo, ni sus matrices de opinión, ni sus palangristas, ni sus testaferros.

Que se pudran en la miseria de la riqueza fácil del petróleo, de las concesiones a los amigos, de los contratos nepóticos, de su dólar preferencial, de su narcomilitarismo.

Tal vez un día, hastiados de su incompetencia, salgamos a caminar y en silencio reposemos sobre las calles de los pueblos, las avenidas de las ciudades, las autopistas de los estados y cuando algún parásito quiera levantar la voz para sacar provecho de nuestra revuelta le daremos la espalda y lo agregaremos a la lista de los condenados al ostracismo silente.

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