panfletonegro

La feminidad y la utopía

/home/depr002/panfletonegro.com/v/wp-content/themes/panfleto2019/images/random/depr_16.jpg

Conoce lo masculino, mantente en lo femenino y sé el Arroyo del Mundo.
Tao Te-King

Nuestro mundo actual es fundamentalmente masculino. La violencia, las guerras, la ira, son manifestaciones masculinas. La feminidad, a lo largo de la historia humana, ha estado sublimada, por envidia del hombre, porque conoce su poder, por temor. Pero ambas polaridades han de existir, lo masculino se eleva y desciende, para luego elevarse lo femenino, y descender, el día y la noche, el sol y la luna, es la energía suprema de la naturaleza.

Nuestra sociedad nos ha enseñado que el hombre ha de ser hombre las veinticuatro horas del día, y una mujer ha de ser mujer las veinticuatro del día. Es forzado, antinatural.

El Yoga ha sabido esto desde hace milenios. Al observar nuestra respiración tendremos noción de nuestra masculinidad y feminidad, a lo largo del día. Cuando se respira por la fosa izquierda de la nariz, se es femenino. Cuando se respira por la fosa derecha se es masculino. Y cada cuarenta y ocho minutos, aproximadamente, cambia.

El hombre es más estúpido que la mujer. Toda la historia, el conocimiento, la ciencia ha sido construida, básicamente, por el hombre, y se puede ver qué locura ha sido: no es la historia de la humanidad, sino la de la locura, las guerras, las violaciones, la gente quemada viva…

Para hacer la guerra se necesita odio, ira, la locura de destruir. El hombre ha luchado en cinco mil guerras en los últimos tres mil años. No es digno de los seres humanos. Se origina de nuestra herencia animal. Pertenece al pasado, que ha muerto, hay que transmutar nuestra animalidad en verdadera humanidad, y las cualidades femeninas pertenecen al futuro que está por venir. El hombre tiene que ganarse algo que la mujer ha recibido de la naturaleza como un regalo.

Me gustaría un mundo lleno de cualidades femeninas. Sólo así podrán desaparecer las guerras, las naciones, el ansia de poder, de destrucción. Sólo así tendremos un solo mundo: un mundo amoroso, pacífico, silencioso y hermoso.

Salir de la versión móvil