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Lo Bueno de Venezuela: Porque para Panfleto todo en el país es Malo

De viaje_ El Ávila, nuestro centinela y protector de cada día_ Por Beatriz F_ Morin 01
Dedicado a todos los hipócritas de la página

Hace poco le destruyeron una lista de las mejores cosas del país a Laureano en panfletonegro. Se le acusaba de blando y conformista.

Según la lógica del artículo, para contentarme por cualquier asunto de Venezuela, debo antes hablar de la situación, del contexto de crisis y no taparme los ojos.

El comentario de panfleto olvidaba un punto. Márquez no es precisamente una figura dócil con el gobierno y se la pasa cuestionando a la realidad actual.

Por ende, tiene todo el derecho de ponerse romántico y dedicarle un texto a su lista de tópicos favoritos de la nación. Siguiéndole la corriente, procedo a hacer lo mismo.

No voy a caer en el chantaje maniqueo de quienes pretenden satanizar el contexto propio, porque decidieron hacer maletas y arrancar para otro lado.

Me da perfectamente igual. Bien por ustedes. Cojan su rumbo y no anden con melodramas para justificar su huida. Ustedes tendrán sus razones de peso. Los entiendo. Yo también tengo las míos para quedarme. ¿Alguna diferencia? Sí la hay.

Yo no te voy a juzgar porque te vayas de aquí. Tampoco perderé mi tiempo comparando tu destino con mi lugar de estadía. Es un juego sin sentido. Yo te invito a madurar. Agarra tu camino y yo iré por el mío. No te pongas restrictivo y cerrado.

Te propongo mi lista de mis cosas favoritas de Venezuela. Hazla tuya sin complejo. No es tan difícil. Podría hacer una en cada una de las ciudades donde tuve la ocasión de viajar y vivir.

¿Soy un alienado, un cabeza hueca? Conmigo no. Te puedo escribir una sobre las diez peores cosas de Caracas. Pero hoy no estoy de nota. Quiero sacarte de tu zona de confort. Piénsatelo.

10)¿No te gusta la cota mil? Problema tuyo, no el mío. Yo camino ahí todos los domingos y hago deporte. Sí claro, es el mismo sitio donde matan y tiran a un gentío en las cunetas. Pero me gusta la doble naturaleza de su estructura. Así son todas las construcciones. El Puente de San Francisco es bello. Pero es un destino de los suicidas. Murió gente construyéndolo. Le agradezco a la cota mil la ocasión de darme una ráfaga de aire puro, cuando me siento deprimido.

9) ¿Te fastidia el Ávila? Yo me la paso subiéndolo. No conozco un cerro así en todo el mundo. Es sabroso caminarlo y recorrerlo. Descubrir sus laberintos. No es solo una postal de CCS. Es una parte integral de la ciudad, como una plaza pública rodeada por árboles. Lamento si no lo comprendes. Allá tu. Verlo desde la Fundación Planchart, no tiene precio.

8) Playa Puerto Cruz, primero de enero, Margarita. Cae una ola perfecta todos los comienzos de año. El sol es radiante. Las condiciones son perfectas. Puedo quedarme el día entero en el agua, corriendo olas. Son paredes de agua con una temperatura envidiable. Para mi es un sinónimo de felicidad.

7) Seguro te vas a ensañar con la UCV. Yo estoy consciente, mi niño. Roban y matan gente. No es culpa mía. Me gustaría cambiarlo. Por lo pronto, cada visita a la universidad me reconforta, así pase roncha para estacionar. El esfuerzo vale la pena. Su diseño me sobrecoge. No lo puedo explicar. ¿Y las contradicciones de la casa de estudios? Las conozco de sobra. Acabo de dedicarle un documental. Sea como sea, es un merecido patrimonio de la humanidad y yo lo disfruto sin mezquindad.

6) Gastronómicamente sí me gozo una arepa en el Budare, un Toronto, un almuerzo en el Mesón de Andrés, un Pisco en Tasca Juancho, un perro de Las Mercedes, una hamburguesa de Ávila Burger, una cerveza bien fría, un pescado frito con tostones.

5) En materia de cultura, te voy a raspar. Fíjate querido, no me doy abasto los fines de semana, entre películas, estrenos, obras, conciertos y exposiciones. Por supuesto, abunda el desastre. Pero si sabes elegir con cuidado, sabrás distinguir el grano de la paja. Así lo hago.

4) Maracay. Te invitaría un fin de semana a darte conmigo una vuelta por allá. Te reconciliarías con ella. El clima es grato, tienes cerca a Choroní y le coges el gusto a su entramado.

3) Mérida y Maracaibo. Hasta en sus espacios más inhóspitos, me siento cómodo. Me cuesta explicártelo. Le tengo el mismo aprecio a una ciudad tan apocalíptica como DF. Yo me encuentro en el desorden, en el ruido, en el caos.

2) Todo es muy arbitrario, sin lógica. Por eso te confieso mi pecado culposo. Dar vueltas como un robot por el Sambil, comprando discos y revistas. ¿Te parece horrendo? No seas esnobista, chico.

1) Mis amigos, mi familia, mis colegas de trabajo, mi casa. Caracas es mi sitio, pana. Aquí es donde me quedo, donde voy a seguir peleando, donde estoy contento, donde quiero hacer un cambio, donde me hundiré o mantendré a flote. El tiempo dirá. Este es mi espacio y siento un gran arraigo por él. Como las fronteras son subjetivas, lo entiendo como parte de un contexto macro, donde también intento navegar y coexistir. Al final, el mundo es uno solo y todo está interconectado. Tu lo sabes. Si acá nos fregamos, tarde o temprano te salpicará a ti en donde estés. Por consiguiente, apuesta al mejoramiento común. No pienses únicamente en tu mejoramiento personal. Busca tu felicidad donde sea, sin juzgar a los demás por escoger un camino diferente.

Si hay un relato fastidioso y autoindulgente es el del venezolano con planes de dejar su país. Me conozco el discurso. No caigas tú en la retahíla de lamentos del exiliado de costumbre.

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