En el siglo XIX había artefactos que jugaban al ajedrez. No eran otra cosa que sofisticados disfraces que ocultaban a un humano diestro en el juego. En el siglo XX la supercomputadora Deep Blue gana una serie de juegos al campeón mundial Kasparov. Deep Blue no es otra cosa que una mascara que esconde la naturaleza de Dios.
El hombre pudo crear una máquina que demostró ser muy superior a él en un aspecto. ¿Por qué no pensar que algún día creara una que será superior a él en múltiples aspectos, por no decir en todos?
El hombre es la máquina más perfecta que Dios creo. Lo supera en muchos aspectos. Pero es bien sabido que Dios ya logro dar con la metáfora más perfecta, aquella que con tan solo nombrarla las cosas se desvanecen y su mente es capaz de asimilar la infinitud y la nada; ¿acaso serán una misma cosa?