Hoy fui al cine y me conseguí con el siguiente cortometraje, proyectado antes de la función pautada.
Es una lástima hacer cumplir el reglamento de la Ley de Cine para difundir un material de corte oficial, apoyado por los ministerios de Cultura y Ciencia.
Trabajos de otra índole no cuentan con semejante respaldo por parte de la plataforma.
Pero «Venezuela Sísmica» sí encuentra un camino fácil para la distribución, debido a su evidente carácter propagandístico a favor del proceso.
Para Claudia, se trata de una burda justificación para sustentar las bases de la Misión Vivienda.
Yo empiezo por compartir una aclaratoria.
El trabajo no es un documental.
Si acaso puede aspirar al rango de reportaje de televisión bolivariana con un punto de vista ingenuo y de plena subestimación del público.
Las animaciones son de coger palco, así como sus explicaciones redudantes, bajo la locución de Porfirio Torres al peor estilo de una imitación amarillista de «Nuestro Insólito Universo».
Llego a casa, busco información al respecto y lo veo colgado en youtube.
Por tanto, estoy lejos de comprender su financiamiento para exhibirse en salas, si al final coincidiría con su lanzamiento en red.
Cito las condiciones de su estreno: «De los 315 teatros incluidos en la programación, 220 proyectarán Venezuela sísmica en formato 35 milímetros, 75 en formato de cine digital (DCP) y 20 en video digital (DVD y Blu Ray). Se espera que 15 días después del estreno el material analógico se traslade a otras pantallas para cubrir las 457 salas existentes en el país, donde permanecerá un total de un mes».
Los invito a verlo. Llama la atención su registro de sonido, donde se escuchan hasta sapitos de noche.
Hay una intervención rarísima de un señor con acento.
El desenlace parece la ilustración de un libro de texto para una mala exposición del Museo de Ciencias.
Solo rescato la ironía involuntaria de su mensaje alarmista. Supuestamente andamos sumidos en un período rojo, al borde del desastre natural. ¿Una alusión al provernir oscuro de Venezuela?
En paralelo, ranchos se tambalean en una prueba para advertirnos de la fragilidad de los cerros de Caracas. Tremenda noticia.
Un barrio concluye la historia, anticipando un clima de película telúrica.
Al menos, Jorge Solé demuestra la ineficiencia del gobierno para resolver los problemas del pasado. Quede su última imagen como testimonio de una debacle anunciada.
Tardaron 18 meses en producirlo. En el ámbito universitario, los estudiantes lo hacen mejor y en menos tiempo.
Sirve de tapadera de la realidad. Nuestra corriente de no ficción es complaciente y oculta los males de la sociedad. Vaya contradicción.
Es demodé.
Ojo. La introducción culpa a la cuarta república de no haber prevenido el terremoto del 67. Continuamos con la satanización de la época de la democracia de punto fijo.