«En Cuba no podía haber un sentimiento más fuerte contra Batista, que, el que aquí hay en contra de Trujillo. No me explíco por que allá pueden hacer revoluciones, tumbar tiranos y aquí, habiendo las condiciones, no se puede… Está claro que sí se organiza algo contra Trujillo, es evidente que aquí lo podemos lograr también».
Minerva Mirabal (La Mariposa)
Durante el siglo XX, la humanidad experimentó uno de sus periodos más difíciles, las dos Guerras Mundiales, los problemas de las dictaduras que se posicionaron en Europa y América Latina hasta finales de siglo, la bipolaridad ideológica que representó la guerra fría entre la democracia liberal y el comunismo, ambos para aquel entonces, circunscritos a la hegemonía de norteamericanos y soviéticos.
En una especie de ejercicios comparativos que para discusiones de este tipo son necesarios, considero (en mi opinión personal) que la dictadura más terrible entre la variopinta vitrina de satrapías del continente, la personificó, Rafael Leónidas Trujillo Molina, presidente (dictador) de la República Dominicana durante 31 años (1930-1961).
Las maquinarias represivas impuestas por estos regímenes del terror, engendraron en su interior, los gérmenes de sus propias destrucciones, y el caso de la dictadura sufrida por el pueblo dominicano, no ha sido la excepción. La historia de las Hermanas Mirabal, resulta un rara avis dentro de las encarnadas luchas civiles del continente, ya que por tradición, nos hemos acostumbrado a historiar, admirar y discutir, las valientes epopeyas de nuestra historia republicana, siempre bajo la égida de “hombres armados y caudillos feroces” que impusieron su voluntad como decía Churchill con “sangre, sudor y lágrimas”.
Hablar de mujeres como protagonistas de una resistencia civil con armas, táctica militar y subversión, frente a una dictadura como la de Trujillo, es un elemento bastante atípico, más no imposible que haya sucedido o suceda, pero de alguna u otra forma, tiende a sorprender a muchos e incluso al público femenino por el poco reconocimiento histórico que se tiene sobre estas mujeres fuera de la República Dominicana.
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LAS HERMANAS MIRABAL Y SU TRÁGICO CAMINO HACIA LA MUERTE
Han transcurrido 53 años desde la muerte de las Mirabal, mejor conocidas por los dominicanos como las mariposas. Seudónimo que utilizaría una de ellas (Minerva) para dar inicio a sus actividades subversivas frente a la tiranía Trujillista.
Patria, Minerva y María Teresa fueron oriundas de Ojo de Agua, un pueblo ubicado en el municipio Salcedo, el más importante del país. Las Jóvenes luchadoras provenían de una familia campesina y próspera de la región, cuyo posicionamiento social había sido logrado gracias a la labor comercial de su padre, Don Enrique Mirabal Fernández. La madre, Doña Mercedes Reyes de Mirabal, complementó con su cuidado y educación, el temple de las jóvenes en sus primeros años de vida, hasta la adolescencia. De las tres hermanas mayores se encontraba una cuarta, Bélgica Adela, que no tuvo participación en la resistencia frente a la dictadura.
Las prominentes jóvenes a su temprana edad vivían una vida de absoluta normalidad, destacando en sus labores académicas y cumpliendo sus responsabilidades hogareñas. El momento que cambió el destino de la familia Mirabal, llegaría un 12 de octubre de 1949. Estas valientes mujeres y especialmente Minerva, conocieron al tirano durante una fiesta auspiciada por el régimen, en la que se pretendía conmemorar el descubrimiento de América y el honramiento de los pobladores de la provincia Espaillat. La familia Mirabal recibió su invitación directamente de Antonio de la Maza, el gobernador de Moca, (futuro complotista y uno de los ejecutores de la muerte del dictador) y Juan Rojas, el senador de la provincia.
Sobre este encuentro se ha escrito mucho, y también son muchas las opiniones que versan sobre el altercado que tuvieron Minerva y Trujillo durante esa noche. Al parecer Minerva había conocido a mediados de los 40´a Pericles Franco Ornes, fundador del partido socialista popular, el cual tuvo una influencia determinante en el talante político de la joven. Trujillo encantado por la belleza de Minerva le propone que colaborase políticamente con el régimen, dado que Minerva era una mujer con una gran inteligencia y personalidad, en ese punto, Minerva desplanto al tirano, refiriéndole su desinterés por la política y recriminándole los atropellos que se habían cometido en contra de su amigo Pericles por su inconformidad frente a la dictadura.
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TRUJILLO: EL CÉSAR DOMINICANO
Próximo a esta desavenencia, el déspota ordenó a su policía nacional el (SIM) que emprendieran un seguimiento de las actividades políticas de la familia Mirabal. Encarcelando un día después del controvertido encuentro del 12 de octubre, al padre de las jóvenes, Don Enrique, también a la madre y a Minerva. Éste hecho sería el primero de muchos otros encarcelamientos injustificados que fueron incrementando el repudio de Minerva y sus hermanas hacia el sátrapa. Un 14 de diciembre de 1953, el envejecido padre sufrió un deterioro de salud que lo llevo hasta su muerte, producto de las frecuentes detenciones y castigos a las que fue sometido.
Puede decirse que Minerva Mirabal, representaba la mayor resistencia frente a la dictadura, llevando a sus hermanas posteriormente a seguir sus pasos. Un año después de la muerte de Don Enrique, Minerva decide asistir a la universidad de ciudad Trujillo, (actual Santo Domingo), en donde logra sobresalir por sus excelentes calificaciones, presentando una tésis de grado que tituló: “El Principio de la Irretroactividad de las leyes y la Jurisprudencia Dominicana,” en la que defendía a los derechos humanos e hizo sugerencias para cambios en el gobierno. Como era natural, Trujillo no dio su beneplácito al enterarse del avance de Minerva por la universidad, por lo que ordenó suspender su matrícula universitaria.
La experiencia Universitaria en la vida de Minerva Mirabal fue determinante en su vida, años después, Trujillo, le permitiría graduarse en leyes un 28 de octubre de 1957. Pero le negaría la posibilidad de ejercer la profesión. Durante este tránsito, Minerva conoció a Manuel Tavares (líder de la principal resistencia al régimen; el movimiento 14 de junio) quien sería su futuro esposo.
Los años 50 en sus inicios fueron para las Mirabal, tiempo de cierta distención frente al régimen. Patria y María Teresa intentarían normalizar sus vidas casándose para formar sus respectivas familias. En el caso de María Teresa, surgió una relación con un joven ingeniero anti-trujillista, Leandro Guzmán, ambos se casaron el 14 de febrero de 1958. A pesar del aparente enfriamiento en los conflictos, Trujillo por su parte, no dejo de seguir el paso de las actividades de las Mirabal y sus esposos, manteniendo una constante y pasiva vigilancia, hasta que sucedió el evento que avizoraría los años más represivos del régimen, el intento de rebelión conocido como movimiento 14 de junio en 1959.
El cierre del 50 y comienzo de los 60, significaron para los dominicanos, las etapas más difíciles de la dictadura, producto de la paranoia de conspiración interna y externa que sentía el régimen y que realmente se estaba fraguando desde múltiples frentes de batalla. Cuando decíamos anteriormente, el por qué, la dictadura de Trujillo es en mi opinión, la más cruenta entre las que surgieron en la región, se debe a varios hechos muy precisos.
1- En octubre de 1937, ocurrió la terrible masacre del Perejil, que consistió en la erradicación entre 20.000 y 35.000 personas de ascendencia y origen haitiano que residían en la República Dominicana.
2- El secuestro y posterior asesinato del exiliado de origen Vasco, escritor, jurista y profesor, Jesús Galindez en Nueva York (12 de marzo de 1956), por quién se dice que Trujillo gastó más de un millón de dólares para sobornar agentes de la CIA y del FBI.
3- El atentado de los próceres, perpetuado el 24 de Junio de 1960, en el que se pretendía asesinar al presidente venezolano Rómulo Betancourt, hecho que coincidió con aquella profética frase que el presidente había pronunciado antes del atentado frente a sus detractores que decía: “Si alguna vez he tocado el erario público nacional por intereses propios, que se me quemen las manos”.
4- El asesinato de las Hermanas Mirabal, el 25 de noviembre de 1960, quienes fueron brutalmente asesinadas con otro ciudadano que hacía diligentemente las veces de chofer, Rufino Blanco de la Isla. Luego de visitar a sus maridos a las cárceles en donde se encontraban recluidos. El asesinato fue desmentido por las autoridades del régimen con el argumento de “accidente de tránsito”, cosa habitual para la época.
La desaprobación nacional por parte del pueblo dominicano de los últimos acontecimientos fue clara. La Iglesia cumplió su rol como agente político adverso al régimen, comunicando a través del episcopado, la famosa carta pastoral que hizo mucho daño a la imagen del trujillato. Internacionalmente, el gobierno venezolano había llevado hasta las últimas consecuencias sus denuncias ante los organismos internacionales, siendo la OEA, el ente encargado de presionar al gobierno dominicano, abriendo diferentes procesos de investigación sobre el atentado, como también en materia de violación de los derechos humanos.
Todo llevado a cabo con el visto bueno de unos Estados Unidos que ya no consideraban necesaria, “la doctrina de represalias masivas”, promovida por Eisenhower, que colaboraba con dictadores de la región, para mantener alejada la influencia del comunismo soviético. En aquel entonces, al país del norte, no le resultaba conveniente ser relacionado por la comunidad internacional con las dictaduras, quedando muy bien distorsionado el viraje repentino de aptitud, al atribuir la amenaza a los soviéticos, luego del ascenso de Castro en Cuba con la caída de Batista.
La muerte de las Mirabal, fue la sentencia definitiva de la dictadura de Trujillo, que luego de ese fatídico 25 de noviembre en el cual esas valientes mujeres fueron asesinadas a palos por los matones del (SIM), 6 meses posteriores al acontecimiento bastarían, para que los complotistas consumaran el asesinato del “chivo”, el 30 de mayo de 1961. En el cual, recibió aproximadamente 60 disparos de los que sólo 7 le causaron la muerte.
Cada año el 25 de noviembre a través de una resolución aprobada por las Naciones Unidas el 17 de diciembre de 1995, la Asamblea General del organismo declaró el día de la muerte de estas heroínas dominicanas como el “Día Internacional de la violencia contra la Mujer”. Las luchas y la vida que estas mujeres dieron por la democracia, la justicia, la igualdad y la fraternidad, no pueden pasar en vano dentro de la memoria histórica del civilismo latinoamericano, logros exclusivos en todo el continente de las resistencias que nuestras estirpes civiles han fraguado para legarnos un futuro mejor que, aunque todavía se nos muestra con cierta incertidumbre, nos legaron el ejemplo de que “es mil veces preferible la peor de las democracias que someternos al puño de hierro de la mejor de las dictaduras”.