Rindamos tributo a nuestros pueblos aborígenes y sus 520 años de resistencia!! Viva la Patria India!»
– @chavezcandanga, 12 de octubre del 2012
Nuestro mandatario espectral es el precursor de la versión actual de la condescendencia hacia los aborígenes convertida en política de estado. No olvida (¿olvidaba?) incluir esporádicamente en sus discursos alguna mención a clichés relacionados con las etnias indígenas («pacha mama» viene a la cabeza), siempre apuntando a una visión idealizada de los aborígenes (a la Avatar) o a las penurias que sufrieron en el pasado, siempre en el pasado. Pero de las penurias, sufrimientos, atropellos, y en general de la situación actual de abandono de nuestros aborígenes no hay mención alguna. Los vemos viviendo entre la basura y usados para obtener votos. Si hay respuesta gubernamental es para criticar, a lo menos, o acallar a los medios y periodistas que difunden las voces de protesta de líderes indígenas y comunidades afectadas.
Este modelo alcanzó un nivel aún más grotesco en Evo Morales, presidente de Bolivia, que no solo se pavoneaba de indigenista, sino que es descendiente de una etnia indígena. Nada de esto impidió que en 2011 propusiera un proyecto de carreteras, financiado con capital brasileño, que afectaba una reserva natural y el hábitat de tribus bolivianas, siguiendo el mismo esquema dicotómico entre discurso ecológico y acción represora.
Ahora, un profuso artículo de Alexander Zaitchik en la revista Salon reseña la última hipocresía de los descendientes del FANtasmo, en este caso de Rafael Correa, presidente de Ecuador. Según el referido texto, Correa planea entregar una parte importante del territorio selvático de la Cordillera del Condor a proyectos de minería industrial intensiva encabezados por empresas chinas. Dichas áreas son el hogar de los Shuar, aborígenes ecuatorianos precedidos por su fama de tribu aguerrida y sanguinaria -de ellos proceden las famosas «cabezas reducidas», hechas de las cabezas cercenadas de sus enemigos-. Los Shuar resistieron la invasión de los imperios inca y español, y ahora se expresan preparados para resistir al nuevo ofensor: el imperio chino, que entra a puertas abiertas de la mano del engañador, Rafael Correa. Los detractores del proyecto expresan que las actividades de minería en busca de oro y cobre propuestas destruirían una reserva de biodiversidad invaluable, que los científicos aún no terminan siquiera de conocer. Los líderes indígenas denuncian la represión violenta de la protesta por parte del gobierno de Correa, a través de las fuerzas armadas, pero no se amilanan, y se manifiestan dispuestos y preparados a dar la vida por la tierra de la que toman sustento.
Así se fragua el fraude indigenista. Fraude del que muchos, tanto en los tres países tratados en este artículo como de varios otros, siguen siendo incautos. Según los sondeos, todo apunta a que Correa conseguirá la reelección en los próximos comicios presidenciales del 17 de Febrero.
Coda: ¿Ecuador o Venezuela?
No hay independencia judicial. Los tres poderes del gobierno actuan con Correa y todos lo saben. Dado que Correa representa a la izquierda, oponérsele te expone a ser acusado de apoyar a los EEUU, o a la vieja derecha que llevó a la quiebra al país. Él ha traicionado a la nueva constitución y ha demostrado ser un neoliberal con trazas redistributivas. Ha evitado pactos con los Estados Unidos, pero le ha vendido el país a China.»
– Extraído del artículo citado, “To get the gold, they will have to kill every one of us”. Traducción propia.