La cobertura del regreso del presidente Chávez al país, entrará de lleno en los anales de la historia de la manipulación periodística, por la cantidad de mentiras vendidas como verdad durante las últimas semanas.
El nuevo capítulo de la infamia mediática lo constituye el fraude de la vuelta del comandante a su nación, sin fotos, imágenes, pruebas y soportes informativos.
De ahí la publicación de postales refritas de Hugo en el contexto de su despedida de diciembre. Las proyectan por VTV como si fuesen actuales.
Solo consta la palabra de los voceros del gobierno, a quienes nadie les cree.
En horas de la madrugada se lo trajeron, supuestamente, para recluirlo en el hospital militar de San Martín, a efectos de apaciguar los ánimos de la protesta juvenil en la embajada.
La patria era una olla de presión y se vieron obligados a tomar una decisión a la velocidad del rayo, con el único propósito de sostener el delgado y flojo hilo de mantenimiento constitucional, a merced de militares, corruptos y burócratas.
Nada cambia con la presencia del comandante enfermo en Caracas.
La inflación, la inseguridad y la ineficiencia siguen definiendo la agenda de actividades en la Quinta República, donde matan y atracan a cada instante.
El teniente conserva el desarrollo de un guión cubano, inspirado en las misteriosas apariciones y desapariciones de Fidel Castro dentro de la isla.
Así nos quieren tener en Venezuela, a punta de rumores, mentados sucesos y pretendidos acontecimientos trascendentales.
Por lo pronto, soy escéptico y aguardo por un dato fiable para sacar una conclusión.
De cualquier modo, se van cumpliendo los peores pronósticos.
El caballero oscuro retorna, lo continúan ocultando, corren la arruga, crean el ambiente, le dan un respiro a Maduro, y cuando la tramoya sea insostenible, convocarán a elecciones.
Yo invito a la gente a no declinar y bajar la guardia. Necesitamos una auténtica fe de vida. El activismo ciudadano así lo demanda.
Prohibido dormirse y confiar en los cuentos chinos del Zar Nicolás.
Un fantasma resucita en el vacío, un zombie reencarna en la nada.
Es la tautología de un poder invisible.