La culpa es del imperialismo, del capitalismo, de los yanquis, de las transnacionales, de Micky Mouse, de Obama, del sistema, de la CIA, del FMI, de la Nike, de McDonalds, de Microsoft, de Rico McPato, de los oligarcas, de los especuladores, de los pitiyanquis, y de la vaca.
Más o menos así, se resume la lógica «izquierdista» (léase chavista, aunque bien sabemos que el chavismo es un patuque sin pies ni cabeza, al menos la «izquierda seria» tiene un sistema de sofismas que tienen cierta «lógica») de todo lo «malo» que sucede en el mundo: contaminación, pobreza, desigualdad, hambre, epidemias, y hasta del SIDA. Es el clásico ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, el clásico de ver todo dicotómicamente: «nosotros» somos los buenos, «ellos» son los malos, «ellos» son los enemigos y por tanto hay que destruirlos, esa destrucción puede ser frontal (guerrilla) o «light», con controles de cambio y de precios.
No sé cómo se podría llamar, pero sería algo así como una auto-ceguera, es una total incapacidad de verse a sí mismos, su visión es siempre hacia afuera. Podrían adoptar una pose de autocrítica, pero nunca va al fondo, a la raíz del problema. Y a veces sus autoanálisis adolecen de este mismo síndrome: «La corrupción en las instituciones públicas es originada por la ideología capitalista». Se autoengañan creyendo que van a matar al monstruo del capitalismo, cuando ese mismo monstruo los lleva a ellos en hombros.
Quieren combatir al sistema pero no se dan cuenta que son también engranajes del mismo sistema, que también ellos lo alimentan. Quizá yo les creería si asumen una absoluta renuncia, como un samana de la India, abandonando hasta su propio nombre. Es la renuncia de toda tecnología, de todo lo que sea fabricado por una máquina, del dinero en todas sus expresiones, ya que todo eso proviene del «maldito sistema». Si los veo casi desnudos y con tan solo un cuenco para mendigar la comida, entonces les creería. Mientras usen internet (que es del imperio) y usen Ipad (también del imperio), dudo que sean coherentes con lo que dicen.