lo quiero compartir aquí pero si tienen tiempo, déjenle un comentario allá, creo que se lo merece.
“Amanecerá y veremos”, la frase se repitió como un mantra, no sé si como llamado a la serenidad, o intento de sentir esperanza.
Amanece, y vemos como se irrespeta la constitución que dice que el presidente de la Asamblea es el que asume en caso de ausencia absoluta presidencial.
Amanece, y vemos que muerto el hombre, empieza el mito, y no sé cual hará más daño a Venezuela; pero sé que Maduro y los suyos hacen un grosero ejercicio de coprofagia, buscando ganar la silla del muerto montado en los hombros del cadáver aun tibio.
Amanece, y vemos un tinglado de intereses y corrupción “silbando iguanas” y tratando de convencerse, y convencernos, de que no se está derrumbando.
Amanece, y vemos que muchos piden que descanse en paz alguien que en vida no dio paz ni descanso.
Amanece y vemos unos desvergonzados presidentes chulos que vienen de toda Latinoamérica a asegurarse que no les quiten la teta.
Amanece, y vemos que ha muerto el perro, pero la rabia, esa rabia que lo parió, no ha terminado de morir.
Amanece, y vemos algunos llorando, otros celebrando, y muchos temiendo.
Amanece, y vemos unos líderes en la oposición a los que la historia le implora que dejen de mirarse el ombligo, que le bajen a 2 a la vanidad y al egoísmo, y que den la talla o den paso.
Amanece y vemos, o no vemos, aceite, arroz, harina, etc. Vemos que no vemos lo mismo que no veíamos ayer.
Amanece, y los que estamos afuera vemos que la esperanza y el miedo por los que uno quiere, se meten en la misma cama.
Amanece, y los que estamos afuera vemos que ver la vaina por internet no es igual que verlo en Globovision, con el teléfono al lado, “pa brollar”.
Amanece, y vemos lágrimas, unas por Chávez, otras por los demás venezolanos que murieron ayer, sin prosopopeya, en manos del hampa o en hospitales sin gasa.
Amanece, y vemos que contra lo que pensaban muchos, salir del tipo no haría que mágicamente todo cambiara para mejor, de la noche a la mañana.
Amanece, y vemos nubarrones.
Pero amanece.
Inexorablemente amanece, y vemos que la luz de ese amanecer asusta a los que durante 14 años han prosperado en la oscuridad, que han sembrado la oscuridad y que quisieran seguirlo haciendo.
Amanece y vemos más cerca ese país nuevo que medio país quiere y todo el país necesita.
Por más nubes, y más incertidumbre, y más militares gorilones, y más teatros fúnebres, y más presidentes chulos, y más intentos de estos malandros de seguir gobernando, vemos que amanece.
Podrán decir lo que quieran, podrán tratar de robarse las elecciones, podrán querer seguir asustándonos, pero amanece.
En Venezuela, hoy amanece.