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Cómo seguir adelante?

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Lo primero es el reconocimiento del otro, sin ello difícilmente podremos convivir y menos coincidir para trazar un plan nacional (de todos los nacionales) que impulse el bienestar.
Lo segundo y no menos importante es reconocer el legado del Sr. Chavez, entre las que destaca la mejor redistribución del ingreso petrolero, impulsando en el colectivo el pensamiento prioritario de reivindicar al pobre, acabar con la pobreza, la injusticia y la desigualdad, quedando reflejados en los indicadores avalados por organismos internacionales como el Banco mundial, la cepal y otros, como el decrecimiento del coeficiente de gini (Este mide la desigualdad donde 0 es igualdad perfecta y 1 desigualdad máxima). También acabó con la indiferencia política y la apatía generalizadas, alimentadas durante decenios por un sistema en manos de unos partidos políticos en descomposición y ajenos a la realidad y una clase media despreocupada por sus semejantes.

Tercero, también reconocer lo malo pero no para tomar venganza y reivindicar el odio, sino para introducir las mejoras que como sociedad en su conjunto nos merecemos. Destaca entonces Sin embargo, el debilitamiento de la democracia y sus instituciones a pesar de que hemos vividos elecciones tras elecciones, tal como explica el prestigioso profesor estadounidense Scott Mainwaring citado por Naim, para que exista democracia es necesario que haya “elecciones libres y justas para designar el Gobierno y la cámara legislativa, el derecho casi universal al voto de los adultos en la era contemporánea, la protección de los derechos políticos y las libertades civiles y el control civil del Ejército. El régimen de Chávez no cumple, ni mucho menos, la primera y la tercera de estas características de la democracia. No existe igualdad de oportunidades electorales, y el respeto a los derechos de la oposición se ha deteriorado gravemente. El Ejército está mucho más politizado e interviene mucho más en política que antes de Chávez”. fin de la cita. No menos importante y quizás lo mas paradójico es el deterioro económico y social en medio del mayor y mas prolongado ingreso petrolero teniendo un gran déficit fiscal, una altísimo inflación y un deteriorado aparato productivo interno y contradiciendo un discurso de bienestar social sostenido por un gran carisma comunicacional. Por ultimo y no menos aberrante la estimulación de la rabia y la venganza con un discurso lleno de odio y frases humillantes llevando la violencia familiar y social a niveles nunca vistos en el país y profundizando la división entre los ciudadanos.
Reconocido esto por simpatizantes y opositores queda el dialogo sincero y cotidiano con todo el país, desde la familia, el vecino, el trabajador, el amigo y el adversario político, superando con valentía y dignidad el pasado, el odio y la venganza. El gobierno transitorio debe dar el ejemplo, nosotros también.

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