Estimada María Gabriela Chávez,
Ante esta situación tan frágil y tensa, también levanto mi mano y hago esta intervención. En principio hago llegar a ti y a los tuyos mis condolencias por su pérdida, que no es cualquier cosa. Se trata de una figura reconocida no solo en Venezuela, sino mundialmente. Nada más y nada menos que el Presidente Hugo Chávez Frías, artífice y comandante de la Revolución Bolivariana. Líder, héroe, luchador, justiciero; seguido y admirado por millones de venezolanos desde 1992. “Gigante” el dolor de ese pueblo que lo ama sin miramientos, e inmenso el compromiso de los que cargarán ahora con su antorcha.
No solo es inconcebible pensar que toda una familia y todo un gobierno, se presten “para tamaña mentira”. Puede hasta resultar una real tontería imaginarlo. “Tontería tras tontería, pero piense en los detalles”, como canta Pedro Vicente (PTT) Lizardo, guitarrista y líder del grupo de rock venezolano La Misma Gente, quien sufrió recientemente un ACV que lo mantiene en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital en Caracas. En momentos de luto, lo que menos se escucha es música, pero así como en la Capilla Ardiente hubo momentos de joropo, me escudo en esto y me inspiro en la lírica de Tonterías.
Pensar en los detalles… He ahí el meollo de este acontecimiento. Pensar en la vulnerabilidad del ser humano, en el dolor por la pérdida, en las lágrimas de tanta gente al ver un cuerpo sin vida, luego de ser tan incansable… También pensar en lo incierto, en medio de tanta retórica y desinformación, donde hemos caído todos —incluyéndote.
“La verdad en su silencio, la mentira en sus palabras”, dice la canción…
El silencio en torno a la salud de tu padre, —lamento traerlo a colación—, nos ha llevado a muchos —de ambos bandos—, a escribir clamando respeto, cordura y transparencia. Escribes “no jueguen más con el dolor de un pueblo y una familia que está devastada ante esta dura realidad”. Los que estamos del lado contrario, tampoco jugamos, y mucho menos ahora con el futuro que se avecina. Es totalmente comprensible tu carta, pero con todo respeto, en momentos como este, lo que se necesita es mucha prudencia, y más aún tratándose de la hija del Presidente Hugo Chávez.
En este momento, la cara de una gran espada refleja un profundo dolor; la otra cara refleja el vilipendio. Su agudeza, cortando por la mitad el sentir de millones de seres. La espada de Bolívar, esa que cargó tu padre en sus manos para sentir no solo su peso histórico, también para cortarnos justo en dos, “en nombre de la libertad y la justicia”.
Respeto puedes exigir, cuando los restos de tu padre no se utilicen para fines políticos, o como bandera para darle continuidad a un modelo de país, que definitivamente no está funcionando y necesita cambios profundos. Por ejemplo, cuando una persona como Pedro Vicente Lizardo o cualquier ciudadano venezolano, no tenga que preocuparse porque la cobertura de su seguro no es suficiente para pagar los gastos médicos, pues cuenta con un sistema de salud gratuito y de calidad, garantizado por el Estado, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Respeto puedes exigir, cuando la ley se cumple a cabalidad, y no que seas involucrada —queriendo o no—, en un adefesio jurídico. Ignorantia juris non excusat, del latin “la ignorancia no exime del cumplimiento de la ley”. Tu carta ahora sirve de elemento para un juicio futuro, sea ante la ley o la posteridad. Ahora tu dolor y el de los tuyos, se tiñe de sombras, poniendo aún más aguda la opinión pública nacional e internacional. Ambos lados están tiznados, nadie está impoluto en el ámbito político de nuestro país. Por esto te insisto en la prudencia.
Lamento expresar mi desazón en un momento como este, pero no se puede contener lo que se nos viene encima a raíz de tanta irresponsabilidad, y mucho menos el peso de la historia.
Con todo respeto,
Un ciudadano más de este país.
(Agradecimiento a Aglaia Berlutti por el reto)