¿Cuál es esa esencia del chavismo que todos entendemos, todos podemos ver? ¿De dónde viene esa emoción, esa tensión incómoda, de lucha contra lo irremediable?
Chávez apareció en escena con una promesa, una sola: pobres, el gobierno ahora es suyo. Y, ¿cuál es la aversión que tiene todo izquierdista pensante al comandante? Que se dio cuenta de ese poder, y lo usó para paralizar un escenario en vez de dar los pasos que había que dar. El chavismo se convirtió rápidamente en un: nos liberamos… mañana.
Esencialmente, el chavismo es la adoración a el momento antes de destruir al enemigo y ganar. Un verdadero chavista, de los dedicados, no tiene ningún interés en ganar. Si el socialismo es una búsqueda del fait accompli, la evolución del siglo XXI es retrógrada: Chávez representa el fait non accompli.
