El chavismo va a estas elecciones con grandes ventajas. Al menos que suceda algo extraordinario o inesperado, Maduro va a ganar las elecciones con tantos o más votos de los que obtuvo Chávez en Octubre.
En este momento no importa que hable mal, que sea incapaz y que no tenga ninguna de las cualidades que le permitieron a Chávez convertirse en el líder del proceso. Esta elección la está ganando Chávez, Maduro es apenas un canal a través del cual él se manifiesta a sus seguidor. Tampoco importa si es verdad o no porque es lo que ellos creen.
La presencia espiritual de Chávez va a diluirse con el tiempo, pero ahora mismo Chávez es más popular muerto que vivo. Capriles no va a medirse en las elecciones del 14 de Abril contra Maduro, sino contra algo mucho más poderoso: El mito de Chávez.
La diferencia de votos que arrojaron las elecciones de Octubre (más de un millón) demostraron que no es suficiente que todos salgamos a votar, que por muy noble que sea que los venezolanos en el extranjero recorran cientos de kilómetros en autobús para ir a votar, no deciden las elecciones. Tiene que pasar algo que revierta la tendencia y Capriles no puede ni debe hacerlo solo.
Recientemente se ha presentado una oportunidad que la oposición no ha capitalizado. Hace unos días Capriles le propuso a Maduro un debate televisado. Maduro respondió que si Capriles se retractaba y pedía perdón a la familia Chávez el consideraría realizar el debate.
En Venezuela no existe, como en otros países, una tradición de celebrar debates entre candidatos electorales, la gente no lo ve como algo necesario para decidir a quién le entrega su voto. Maduro, que actualmente lleva la delantera, no está obligado a aceptarlo, pero la oposición sí lo necesita.
Ninguna de las ruedas de prensa han sido transmitidas por el canal del estado, Venevisión o Televen, lo que significa que Capriles solo ha llegado a los hogares que tienen televisión por cable. Su exposición en los medios hasta ahora ha sido casi nula.
Un debate entre ambos dejaría en evidencia todas las carencias de Maduro pero además le daría a Capriles una vía de comunicación directa con el chavismo que aun no lo ha escuchado. El debate es un wild card, uno de los eventos inesperados que pueden cambiar el curso de estas elecciones. El gobierno está consciente de esto y lo más probable es que no lo acepte y no se pronuncie al respecto.
Frente a este escenario nos corresponde a nosotros, la gente, insistir en que se realice el debate. No solo a través de las redes sociales, sino con acciones de calle que movilicen cantidades importantes capaces de ejercer una presión palpable. El debate podría cambiar las cosas, es una oportunidad que nos llama a la acción y a la participación. A veces pareciera que la oposición no tuviera otra cosa en común que oponerse a Chávez, y no es suficiente. Hace falta mayor compromiso, tuitear y publicar fotos en Facebook no es suficiente, salir a votar no es suficiente.
Es una campaña muy corta, debería ser intensa. La oposición tiene un mes para demostrar cuánto le importa el país y que realmente entiende la gravedad de la situación que estamos enfrentando. Capriles asumió el compromiso con todas las desventajas y por eso arranca perdiendo. Nos toca ahora estar a la altura de las circunstancias, debemos asumir la responsabilidad de decidir el destino del país. Si es lo queremos hay que hacer más, mucho más.
Pd: Entiendo y comparto la posición crítica de quienes dicen que nada de esto tiene sentido porque el CNE es corrupto y todo el proceso electoral está viciado. Que el destino del país ya fue decido por grupos de poder interesados en su beneficio personal sin ningún interés sincero por el pueblo. El problema con esta posición es que una mitad del país (o un poco más) está comprometida con el chavismo por distintas razones y la otra ha elegido la vía electoral como la única posible para buscar un cambio. La mayoría de los opositores solo están dispuestos a votar. Nadie quiere hacer nada más. Entonces, si la masa y los dirigentes opositores han señalado el camino electoral hay que tomarlo con todas sus deficiencias. Estoy dispuesto a escuchar otras alternativas, pero no acepto que alguien se queje y no proponga nada. En la situación actual la pasividad es inaceptable, aquellos que no creen en la vía electoral están llamados a organizarse y ACTUAR, si no otros decidirán por ellos, como siempre.