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De la intolerancia a la paranoia (¿o al revés?)

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«Detienen a una mujer que enviaba ‘mensajes desestabilizadores’ por las redes sociales»

Hace mucho tiempo leí que la censura nos hace leer mucha basura porque la prohibición produce el efecto contrario: apenas se censura algo, todos corremos a verlo/leerlo/comprarlo. Después de arrestar a la tuitera de la noticia citada más arriba, su cuenta pasó de veintiún (21) seguidores a más de ochocientos (800).

Sí, la tuitera desestabilizadora en cuestión podía influenciar a solo 21 personas, Gracias a su arresto, ahora puede llegar a 800 o más. Y la cuestión no es que sea desestabilizadora o no, sino que, o el oficialismo está paranóico hasta las metras o quiere que la sociedad se autocensure hasta en las pocas vías de escape que le quedan como son las redes sociales.

Gracias a esta actitud de (paranoia-)censura me entero que un editorial de Laureano Márquez causó un revuelo (otra vez) con menos razón que cualquiera de sus anteriores. Pueden leerlo aquí: El humor según Aquiles.

Lo que dice, en resumen, es que buscando tema para su columna, recordó a Aquiles Nazoa y un texto de éste que, recordando a Leoncio Martínez, habla sobre el humor («El humorista es un ser de actitud subversiva frente al mundo», «El humorista indaga qué hay detrás de las cosas»). Finaliza Laureano citando unos versos de Nazoa que hablan sobre la relación entre libertad de expresión (que engloba el humorismo) y poder.

Semejante tema desató una respuesta totalmente desproporcionada de parte de algunos herederos de Aquiles Nazoa que, según reseña la AVN («Familia de Aquiles Nazoa indignada por editorial de Tal Cual»), meten en su crítica, de manera insólita, el tema del entierro presidencial y el infinito amor del pueblo por su presidente fallecido, temas que Laureano Márquez no menciona ni por casualidad, ni de lejos ni de cerca, ni explícita ni implícitamente. Y rematan el ataque con esta perla: «La familia Nazoa destacó que la remembranza descontextualizada de la obra humorística de Aquiles Nazoa ni siquiera es por voluntad del ‘pobre diablo que escribió el artículo, ni tampoco el ventrílocuo que a él lo maneja oculto entre las sombras, y ni siquiera quien dirige ese periódico desde las catacumbas de la IV República’ … Para los familiares del autor venezolano, es evidente que ese acto de manipulación ‘está fraguado y conducido desde allá lejos, desde el mismo lugar desde donde vinieron los golpes y los palos que asesinaron a Leoncio Martínez, a quien también utilizan en su portada para encubrirse’ «.

A ver, si nos podemos quisquillosos, podríamos, cuando mucho, decir que Laureano Márquez quiso decir, falsamente por supuesto, que en Venezuela existe represión y censura («Pues de escribir las cosas que uno tiene en el seso,/ yo voy preso,/ tú vas preso,/ él va preso … Y por eso, temiendo que nos cojan la falla,/ yo me callo,/ tú te callas,/ él se calla»). Pero de ahí acusarlo de irrespetar la memoria del fallecido presidente e insultar al pueblo doliente es un salto dialéctico triple con tirabuzón.

La paranoia y la intolerancia los tiene locos y no hallan clavo ardiente del cual agararse para atacar y hacer acusaciones absurdas. Me gustaría tratar el tema con humor y burla hacia este oficialismo indigesto de poder, pero una frase que leí hace poco me lleva a decir las cosas clara y directamente. Era algo así como que no hay que dejar que nos ofendan impunemente y que había que responder con firmeza, porque lo que se está buscando es la banalización del mal.

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