Desde que se inició el proceso de la democracia en nuestro país, (inclusive unos años antes, con la abolición de la esclavitud por parte de José Gregorio Monagas) se empezó a decir que las personas tenían libertad de pensamiento, de expresión y de ideas. Sin embargo, esto nunca fue así, mucha gente se vio obligada a cambiar su forma de pensar y de expresarse, otras tuvieron que abandonar el país y otras se tuvieron que conformar con decir una parte de lo que pensaban.
Quiero acotar que uno de los medios usados por los más poderosos para mantener políticas ya sea de gobierno, de empresas, de educación o religiosas es el relativo al dinero. Muchos representantes de empresas, institutos, gobiernos o sectas utilizan el fenómeno ¿cuál es tu precio? Cuando algo no marcha bien con una persona o cuando se les está saliendo de las normas preestablecidas o cuando quieren imponerse por encima del pensamiento o idea planteado por la persona.
Actualmente vemos como muchas personas venden su dignidad y algunas hasta su integridad física por un beneficio, por un logro, por salir en los medios o para que se le tenga reconocimiento. He sido testigo presencial como personas que tenían una forma de pensar cambian de idea luego de recibir un pago o un beneficio y no solo la forma de pensar, también he visto como cambian de comportamiento, la forma de vestir y hasta su estilo de vida. Déjenme decirle que estas situaciones son muy deprimentes y decepcionantes, no tener dignidad y no tener valor es ser una persona vacía, sin principios ni moral.
Para cerrar pregunto ¿las personas tienen precio?
Espero sus comentarios y sugerencias.
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No se si todas las personas tendremos un precio… A mi nadie me lo ha ofrecido, ni quiero oír de eso… pero no quiero dármelas de puro que no lo soy. De hecho creo que los únicos que no tienen precio son quienes saben donde y cuando son corruptos, que están dispuestos a hacer y que no. Lo que es una cuestión de principio para uno podría no serlo para otro, y lo único con lo que no comulgo es con la hipocresía. La que ocurre cuando en efecto afirmas un principio cuando lo estas vendiendo por el otro lado. Un tipo codicioso a secas podrá ser menos corrupto que uno ambicioso que dice cumplir con ciertas reglas y las rompe, y aun menos corrupto que uno que denuncia a todo pulmón todo tipo de codicia, incluso el deseo de prosperidad y bueno… demasiados ejemplos tenemos a ojos vistas.
Sin embargo, volviendo a Venezuela: Tenemos en Venezuela una espantosa combinación de cantidades enormes de dinero circulando, que proviene de una única fuente fácilmente monopolizable. Desgraciadamente, y en conjunto con unos estándares para el cumplimiento de la ley irreales, tenemos justo el ambiente para que (siempre que tenga uno alguna conexión con el poder) averigüemos nuestro precio, o nos ofrezcamos al mejor postor.
Me parece acertado tu comentario. Gracias por participar