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El Sindicato Oficial de los Artistas Zamuros

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No tengo pruebas para sostener si ellos recibieron dinero por hacer su pronunciamiento.
Si resulta sospechosa su salida al ruedo en medio de una campaña política.
También es insostenible el nombre del grupo.
Un movimiento no puede ser tildado de independiente si cuenta con el apoyo del estado y del gobierno revolucionario.
Preocupa la naturaleza del discurso de los mencionados intérpretes, por su falta de contenido y su esfuerzo por lucir como las víctimas del cuento.
Aquí el tema de la exclusión es un asunto muy serio como para limitarlo a un esquema tan estrecho.
Discriminados son presos políticos y de conciencia. La disidencia y la oposición luchan por un espacio de reconocimiento político.
En la cultura reina el sectarismo rojo rojito. Por ende, el alegato de Roberto Messuti, con voz de creador afectado, pues no le queda. Menos se entiende la cara de situación de Roque o la risa de Jorge Reyes. La participación de Layla Succar carece de sentido. Ella respaldaba a Capriles y ahora se jura chavista, por mera conveniencia. Así no vale la pena hacer un pronunciamiento.
Mejor salir a la palestra para defender los derechos de estudiantes azotados por bandas de choque.
Hay innumerables causas colectivas por atender en la actualidad.
La prioridad no es el futuro del bolsillo de un porno galán, de un cantautor malo y de una conductora de farándula, de capa caída.
Los voceros del grupo merecen recobrar la lucidez y pisar la tierra.
Terminan representando el papel oportunista de Winston al servicio del Zar Nicolás.
Pan para hoy, hambre para mañana.
Otro sindicato oficial de aspirantes a subsidios jugosos, de zamuros cuidando carne, de parásitos y sanguijuelas.
Tremenda mantequilla.

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