El factor dietético no es el único elemento a considerar cuando se sufre de hipercolesterolemia; también influyen en alto grado la genética y el sedentarismo
El factor dietético no es el único elemento a considerar cuando se sufre de hipercolesterolemia; también influyen en alto grado la genética y el sedentarismo
Aunque ha sido identificado como el «malo de la película», el colesterol en verdad es una lipoproteína necesaria para la vida, pues se requiere para el adecuado funcionamiento del cerebro; para la producción de hormonas sexuales; forma parte de las membranas plasmáticas de los animales; es esencial para la síntesis de la vitamina D, que interviene en el metabolismo del calcio; es precursor de las hormonas corticoesteroidales, como el cortisol y aldosterona y de las sales biliares. Cuando el cuerpo ya no lo necesita para sus funciones vitales, pues ya ha absorbido la cantidad necesaria, se comienza a acumular y se produce el riesgo de formación de placas aterogénicas y por tanto la aparición de problemas cardiovasculares.Es este momento cuando juega un papel crucial el llamado colesterol «bueno», el HDL, que se encarga del transporte del colesterol sobrante de las células hasta el hígado, el cual lo metabolizará y lo expulsará vía intestinal. Por eso, además de cuidarse de consumir grasas en exceso, para mantener el colesterol a raya es esencial cuidar el hígado, el órgano desintoxicador del organismo, entre otros aspectos.
El factor genético Aunque la mayoría de los dietas recomiendan vigilar el consumo de grasas saturadas animales para mantener un nivel adecuado de este lípido, hoy se sabe que «85 por ciento del valor del colesterol de la sangre está determinado genéticamente», según palabras de Diego Nannini, cardiólogo argentino, magíster en hipertensión y mecánica vascular. Una dieta muy estricta, por tanto, explica, podría bajar es apenas 15 por ciento del valor del colesterol malo.Otro mito importante a tener en cuenta es que sólo las personas con un peso elevado deben someterse a análisis para vigilar su colesterol, ya que los delgados no están exentos de poseer un nivel elevado de lípidos en sangre, ya sea por factores dietéticos o genéticos.Quien tiene un colesterol «normal» no está a salvo necesariamente de riesgos, pues según explica Nannini, estos se definen de forma personal, según la salud general del paciente: «una persona con diabetes debe tener el colesterol LDL (o malo) por debajo de los 100 MG/DL; alguien que tiene un stent coronario y sigue fumando debe tener ese valor debajo de los 70 MG/DL)».
Dieta, fibra y ejercicio En general se habla de disminuir la ingesta de grasas saturadas y aumentar el consumo de verduras, frutas, agua, cereales, alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3, presentes en pescados (atún, sardinas, salmón), frutos secos (nueces y almendras), semillas de linaza. Se recomienda consumir aceite de oliva, de canola o soya y fruats frescas que regeneran y limpian el organismo. Los lácteos mejor descremados y las aves sin piel.Otro elemento importante que contribuye a reducir el colesterol es la fibra, tanto soluble como insoluble; la primera es fermentable y favorece la formación de la flora intestinal, absorbe agua y forma un compuesto gelatinoso, capaz de captar, envolver sustancias grasas y azúcares y eliminarlos del cuerpo. La segunda, la insoluble, no es fermentable ni puede absorber agua, pero aumenta el volumen de las heces y estimula el peristaltismo y tránsito intestinal, lo que ayuda a eliminar residuos orgánicos. La soluble se encuentra en frutas, cereales y vegetales y la insoluble en granos enteros, afrecho de trigo, pencas de la acelga, espinacas, verduras frescas en general y cáscaras de frutas.Si usted es sedentario, sepa que aunque se alimente correctamente, puede tener un exceso de lipoproteínas en sangre, por lo que es crucial que comience a hacer deporte. Según un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Duke (Reino Unido) en 2002 y publicado en New England Journal of Medicine, hacer ejercicio tiene un efecto positivo en la reducción de los niveles de colesterol «malo». Estos científicos encontraron que aunque la persona haga poco ejercicio (el equivalente a correr unos 20 kilómetros semanales), tiene beneficios en este sentido, independientemente de la intensidad con que lo haga. «Cualquier ejercicio es mejor que nada», afirmaron entonces, aunque admiten que el realizado con mayor intensidad protege aún más de la amenaza del colesterol.
¿Eliminar los huevos? Aunque aún hoy día muchos especialistas continúan insistiendo que se debe consumir máximo tres yemas por semana -la clara no tiene prácticamente grasas sino proteínas-, muchos estudios de reciente data avalan las virtudes nutritivas del huevo, argumentando que se trata de un alimento muy completo y saludable, de buena relación calidad-precio y de excelentes cualidades nutricionales.Aunque en la yema se concentran unos 11 gramos de grasa por cada 100 gramos, en estos lípidos predominan los ácidos grasos insaturados (como el linolénico) sobre los saturados. La yema contiene, además, lecitina o fosfatidilcolina y otros fosfolípidos, grasas que contienen fósforo. Es la mejor fuente dietética de colina, compuesto que participa en múltiples reacciones metabólicas, está presente en las membranas celulares y en un neurotransmisor denominado acetilcolina. La carencia se colina se asocia a alteraciones hepáticas, de crecimiento, infertilidad, hipertensión, pérdida de memoria e incluso a mayor riesgo de cáncer.Los huevos también aportan lecitina y vitaminas liposolubles como A, D, E y otras vitaminas hidrosolubles del grupo B (tiamina, riboflavina, B12). Por otra parte, algunos estudios recientes, como uno realizado por el Servicio de Investigaciones Agrícolas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y dado a conocer en febrero de 2011, revelaron que los huevos de gran tamaño tienen menos colesterol del que contenían hace 10 años. Según afirmó el nutricionista Jacob Exler, del Servicio de Investigaciones Agrícolas, «aunque la mayoría de los nutrientes se mantenían en valores similares, el colesterol había bajado 14 por ciento y la vitamina D había subido 64 por ciento en relación con los valores de 2002».En resumen, una alimentación equilibrada, sin excluir ningún alimento, la ingesta de fibra y el ejercicio, harán mucho por su salud y alejará las posibilidades de sufrir de hipercolesterolemia.