El título de este post se lo debo a una entrada del Sr. Vinz publicado en esta misma página y titulado «¿Le conviene a la oposición ganar el 14 de abril?», porque tengo todo el día pensando en lo que allí se plantea y en la situación actual que vive el país en lo que podríamos llamar la «transición post chavismo» y la futura contienda electoral.
Antes que nada debería decir que me exilié por cuenta propia a finales de 2004 porque para esa época ya lo veía todo negro y sin salida. Seguramente en algún lado aparecerá gente que me diga que no puedo opinar, habrá gente que le reste importancia a lo que digo, pero la realidad es que la claridad y objetividad que le da a uno la lejanía es suficiente como para que me atreva a emitir mi punto de vista.
El hecho es que desde hace casi 9 años que llevo fuera, cada vez que llega el período electoral veo con tristeza como se repiten los mismos escenarios, una y otra vez. Hasta el último proceso siempre se presentaba el «candidato oficial» que desde fuera siempre se veía fuerte y ganador, y el «candidato opositor» que desde el mismo punto de vista lucía más bien algo débil. Y esto no ha cambiado. Para la siguiente contienda tenemos al «elegido» de la continuidad oficialista y al que suma «los miedos» de la oposición al socialismo del siglo XXI.
Pero todo este escenario me plantea 2 dudas existenciales:
La primera, ¿Para cuando se presentará un candidato de verdad, no una «unión» surgida de la desesperación?
Esta claro que como en todos los países a muchísimas más personas les gustaría medirse en una contienda electoral donde no haya sólo caras de la moneda (cosa que viene ocurriendo en Venezuela desde que Hugo ganó a Irene Sáez por allá en 1998 cuando ella representaba la suma de los miedos de AD y Copei para intentar contrarrestar lo que en su epoca fue una verdadera decisión popular).
Y la otra: ¿Se merece Venezuela un candidato digno para sacarlos de la miseria?
Esta duda surge porque hace muchos años escuche aquello de que cada país tiene el gobierno que se merece y es que el bolivariano para mi punto de vista se queda corto.
Y es que siempre hemos vivido en una cultura donde lo que se premia es al «vivo» y el inteligente es víctima de señalamientos y escarnio publico. Una sociedad donde los problemas siguen siendo de lunes a jueves porque el viernes todo el mundo sale de fiesta. Una sociedad donde en vez de exigir una mejora de los servicios públicos todo el mundo termina alimentando la «rosca» porque así es más fácil. Una sociedad donde todos critican a la «gente» que bota la basura por la ventana, pero todos alguna vez hemos sido esa «gente». Una sociedad donde a todo el mundo le avergüenza lo propio, hasta que la vinotinto gana un partido de fútbol o Dudamel llena una sala en Tombuctú. Una sociedad llena de intolerancia por ambos polos de la división politica y cada quien se la achaca a otro. Una sociedad donde hace siglos que se perdió el respeto. Una sociedad que por más grotesca y vergonzoza que sea la noticia, a los 2 minutos ya habrán publicado un meme «muy gracioso».
Se queda corto porque esa «sociedad» lo que se merecería en realidad es que el mismo Beelcebú fuera el que se quedara con el coroto.
Así que antes de preguntarnos si conviene o no que alguien gane unas elecciones, lo primero que deberíamos preguntarnos es: ¿Qué es lo que en realidad nos merecemos?
Muy buen articulo, especialmente el fragmento:
«Seguramente en algún lado aparecerá gente que me diga que no puedo opinar, habrá gente que le reste importancia a lo que digo, pero la realidad es que la claridad y objetividad que le da a uno la lejanía es suficiente como para que me atreva a emitir mi punto de vista.»
Acaso somos ahora apatridas por haberos ido del país?
Es desagradable que incluso personas dentro de la misma oposición de «Inclusión» te traten como un «Apatrida» solo porque te fuiste, a pesar de estar en contra de Chavez y apoyar la propuesta opositora hasta cierto punto.
Venezuela se merece a Chavez, a Maduro y a cualquier bananero que le siga…
Hola, Fungus:
Antes que nada, celebro la iniciativa de extender mi entrada planteando otras inquietudes. Pero acá se deben aclarar varias cosas:
Chávez no le ganó a Irene Sáez en el ’98. Eso aparece en la película de Oliver Stone, «Al sur de la frontera», pero es un error garrafal, ya que Chávez le ganó a Salas Römer. Evidentemente, para efectos de la película, es más sexy decir que compitió contra una Miss apoyada por la élite, pero no es la verdad.
Por otro lado, me pregunto qué país tiene «el candidato que se merece». Entiendo tu punto y me hubiese encantado tener a Lech Walesa o a Mandela como candidatos. Pero lamentablemente, eso sucede sólo en raras ocasiones, excepciones. ¿Tiene Italia el candidato que se merece en Berlusconi? ¿Se merecen los españoles la derecha de Rajoy? ¿No hay nadie mejor que Obama en los EEUU?
Claro, pero estamos hablando de real politik, y se tiene que hacer de tripas corazón.
@vinz:
Fíjate tu que no recordaba a Salas Römer que hasta un Rap sacó en campaña, es verdad, tienes razón Vinz… mala mía pero el hecho es que hasta en esa época, ya salas Römer parecía el candidato de la «desesperación al que hice alusión más adelante. Con respecto a tus otras dudas, a mi parecer España e Italia sufren de lo mismo que en latino america, muchas veces creo que es ese componente «latino» que los caracteriza. En España que me toca porque es aqui donde vivo ahora es cierto que no merecen a Rajoy, pero tampoco merecimos por 8 años a Zapatero que fue (entre otras cosas, subido al poder por el voto castigo, a ver a que escenario me recuerda), encima Zapatero viendo la magnitud de lo que se venía encima, no sólo no dijo nada para ser reelegido después de sus 1eros 4 años, sino que además tampoco hizo nada para paliar la incipiente crisis y continuó regalando dinero con motivos «sociales» cuando eso es pan para hoy y hambre para mañana. De los italianos y Berlusconi no digo nada porque allí si que pasa algo raro.
Y en EEUU por lo menos existe una alternancia que aparentemente funciona. No se si bien o para mal, pero nunca han tenido en el gobierno 14 años…
Maldita sea, qué buen artículo.
Creo que nos merecemos lo que tanto amamos y tan bien manejamos, pero que provoca estos días tanta auto-flagelación social e individual: Anarquía.
Hay un artículo muy bueno de Cabrujas en «El país según…» en donde él relata sus desatinos y desamores electorales. Personalmente, nunca he tenido un candidato, siempre he recurrido al voto defensivo. No hablo de Venezuela, hablo del mundo entero. En algún momento me llegó a entusiasmar Antanas Mokus, pero hasta ese perdió. Así que trato de hacer de tripas corazón. Al menos en Venezuela, las opciones están claras.