Ya todos ustedes conocen mis razones para no ir a votar, creo que las he repetido hasta la saciedad (de hecho publiqué un artículo enumerándolas). Es menester recordar que todas y cada una de esas razones continúan vigentes, que lógicamente sigo creyendo que esto es un proceso viciado de nulidad absoluta dadas las irregularidades (no las repetiré) previas a la elección.
Por allá por el año 2004 escribí un artículo de opinión para el «El Carabobeño» llamado «¿Cohonestar la ilegalidad?» donde explicaba las razones por las cuales no votaría en las elecciones para la AN en la cual finalmente la oposición terminó retirándose sin explicar sus razones, sin esgrimir argumentos del porque de esa abstención, sin denunciar de ilegítimo un proceso donde participó menos del 30% del electorado, para no hacer más largo el cuento resumamos diciendo que ya todos sabemos lo que ocurrió luego. Nadie le explicó a la oposición por qué o para qué los candidatos de la AN se retiraron, el retiro de los candidatos y la abstención quedaron huérfanas. El chavismo arrasó.
Habiendo dicho lo anterior, el escenario, lamentablemente, no es el mismo que hace varios meses o varias semanas: la oposición ha decidido poner de lado cualquier posición que ponga en riesgo la realización de la elección, es decir, ha decidido participar contra viento y marea, a pesar del fraude continuado que lleva a cabo el CNE. Si el reclamo por unas condiciones más justas con la amenaza de abstenernos masivamente de votar en la oposición era nuestro objetivo debemos decir, como dijo el finado que «por ahora los objetivos no fueron alcanzados» (de las derrotas se aprende más que de las victorias, quizás por eso el difunto aprendió tan poco luego resultar electo la primera vez). Fuimos derrotados por los medios, fuimos derrotados por el triunfalismo opositor post-Chávez, fuimos derrotados por ese optimismo (¿ingenuidad?) infinito del venezolano, en fin, por las razones que sean, nuestra posición fue doblegada, incluso gente como Diego Arria (por mencionar uno) que le escribió una carta abierta a Capriles explicándole claramente que se estaba metiendo en la boca del lobo ahora están haciendo campaña por el voto.
¿Y entonces?
La estrategia del gobierno siempre, siempre, siempre ha sido divide y vencerás, esto no es nada nuevo, pero sí muy efectivo, es mucho más sencillo destruir varios enemigos pequeños que uno grande. En la política, como en la vida, uno debe ser coherente con sus ideas, mis ideas no han cambiado, sin embargo la política no siempre es un asunto de congruencias, para bien o para mal, es mayoritariamente un asunto de consensos, no me siento en lo absoluto particularmente emocionado con la idea de ir a votar, especialmente cuando desde la propia ‘oposición’ se me ha criticado de la forma más vehemente, injusta e irracional de parte de quienes no reconocen que, en Venezuela, el voto es un derecho y no una obligación, ni tan siquiera (una obligación) moral, porque si de eso hablamos, ¿con qué moral me pueden criticar quienes avalan votar en un proceso electoral completamente viciado sin siquiera reclamar condiciones más justas porque eso «distrae a la gente»? No acepto chantajes morales de ningún tipo. No tomo mi decisión porque algunos -muchos en realidad- me pidan repetidamente que cambie de parecer, aunque a mucho de ellos respete.
¿A qué viene toda esta aclaratoria? ¿Vas a votar o no vas a votar?
El asunto es así, me he despojado de consideraciones morales o legales para decidir si votar o no, he pensado en términos inherentemente de productividad (entendida como utilidad o ganancia). Ya hice mi campaña, ya dije lo que creí correcto decir, llamé la atención sobre lo que consideré pertinente, vamos a lo ‘tangible’, ¿cuales son los beneficios/perjuicios de votar y cuáles los de no votar?
Si voto:
– Al menos en el centro de votación donde yo voto sé que mi voto no se lo robará nadie, el chavismo nunca saca más de 15% en ese centro electoral y el sorteo de auditoría siempre se hace al final de la elección, luego de impresos los chorizos de resultados.
– Habré legitimado a quien resulte electo presidente con mi voto, sea el candidato por el que voté o no. Si voto reconozco no solamente al CNE sino la validez del proceso electoral.
Si no voto:
– Podré decir que mi voto no formó parte de un proceso viciado. Si gana el candidato del gobierno, como las encuestas parecen indicar, esto podría servir para reclamar sin remilgos lo que era evidente, pero hay dos detalles, ya lo hice hasta hace unos días y a nadie le importó, ¿a quién le importará que lo haga luego de una derrota electoral? De nada sirve patear un perro muerto, ¿servirá para algo en las elecciones dentro de 6 años? No lo sé.
– Lo anterior pierde sentido si por esas cosas del destino la oposición obtiene una votación superior a la del gobierno y, en caso de que el CNE desconozca la victoria, Capriles decide desconocer públicamente los resultados. En este caso la denuncia del fraude será sobre el conteo y no el proceso pre-electoral (o en todo caso esto sería accesorio y de mucho menor importancia).
Al parecer existen razones válidas para tomar una u otra decisión, la pregunta final es ¿debo elegir entre dos males el mal menor? Para responder esa interrogante me tengo que preguntar ¿cómo sería un gobierno de Maduro y como sería un gobierno de Capriles? Del segundo, más allá de su nueva retórica para captar votos en el chavismo light, no sé podría decir mucho, entiendo que su gestión como Alcalde fue en balance positiva y como Gobernador al parecer el asunto apunta por allí también; con respecto a Maduro, ¿qué nos espera? Esta es la pregunta crucial, hace unos días algunos conocidos virtuales, opositores decían que lo mejor era que ganara Maduro para que le explotara el peo económico en la cara este año o más tardar el año que viene, esto lo dijeron algunos en 2006 cuando era claro que Rosales perdía la elección, y no sucedió. Con un barril de petróleo por encima de 100 dólares y una producción cercana a los 3 mbpd es difícil pensar que eso ocurra en el futuro cercano, si ganan, harán lo indecible para paliar la crisis y, tengo muy pocas dudas, será un gobierno altamente represivo y aquí me detengo. Maduro no puede ser mejor que Chávez en ningún sentido pero creo que puede ser mucho peor, si digo que Maduro no es Chávez no estoy diciendo acá este último fue bueno, estoy diciendo que un gobierno de Maduro podría ser mucho peor por sus ya inocultables vínculos con los Castro que se estrechan cada día más. No me gusta Capriles, honestamente no estoy de acuerdo con muchas de sus promesas, pero me asusta pensar lo que sería con 6 años más de Maduro, yo sé que mi voto no se lo van a robar.
Por lo anterior, mi decisión es saltar del sartén al fuego, con la esperanza de que este se apague antes de que me achicharre. En contra de todo lo que he profesado, incluso con pesar por sentir que me traiciono un poco a mí mismo, votaré, porque en términos utilitarios lo veo un poco más productivo que no votar dadas las circunstancias.
Te veo, y si me gusto el articulo.
Sigo por la abstencion con mi camarada viento, me odie o no, porque somos anarquistas y el paso que estamos dando es mucho mas grande e importante que Maduro, Capriles, o cualquier otro jefe de tribu.
ABS
TEN
CION!!
Muy bien. No sé si por mi manía de la brevedad (he estado tratando de escribir haikus y no es nada fácil) diría que los primeros cinco párrafos están de más, o estorban. Una apreciación subjetiva, desde luego.
Es posible, Carlos, un viejo proverbio reza que nunca confíes en alguien que usa veinte palabras para decirte lo que podría hacer usando solo diez, sin embargo, como dijo alguien por allí «el diablo está en los detalles», una palabra te puede condenar o salvar.
Es decir, mejor no confío en ti.
Esa es una forma de verlo.