Despilfarraron mucha plata del erario público, alquilando autobuses, quemando fuegos artificiales y contratando a figuras mercenarias de la cultura nacional, sin olvidar la presencia de Maradona, marcándose un autogol para la historia universal de la infamia. ¿Cuánto habrá costado traerlo como invitado de lujo?
El cheque no lo pagó Nicolás, quien hoy lució repetitivo y aburrido, como de costumbre.
Prometió una cadena de mentiras, falacias y sueños demolidos por culpa de la pesadilla de su gobierno: controlar la economía, garantizar seguridad, acabar con la corrupción, perseguir a los conspiradores internos y trabajar con eficiencia.
Habló como si fuese el candidato de la oposición y no tuviese responsabilidad alguna en la quiebra moral y financiera del país.
Acusó a la burguesía de querer asesinarlo, de buscar la forma de secuestrar los derechos del pueblo.
Le metió miedo a su electorado con el coco del imperialismo yanqui. Winston Vallenila lo introdujo, a punta de gritos ensordecedores e intimidantes. Hombre obtuso, oportunista y ridículo, a la altura del palangrista de José Vicente Rangel, un bochorno de comunicador social. Ejemplo de periodismo tarifado y envilecido por conflictos de interés.
Insistieron con el mito de los pajaritos preñados de buenas intenciones de resurrección. Las pobres aves volaban con desesperación, buscando la libertad. Cero poesía al respecto.
Dos niños cantaron a nombre de la revolución, copiando el formato de los pioneritos de Fidel. En el mismo sentido, Roque Valero cantó una tonada pavosa y cursi para el olvido, queriendo asegurar futuras tajadas. Los arribistas andaban a la orden del día, como caimanes en boca de caño, echándoselas de víctimas por lo del once de abril. ¿Hasta cuándo con el tema?
El bigote agresivo juró ganar con diez millones por el buche. Pero le costará una morena conseguir la ansiada cifra.
A la hora actual, las encuestas demuestran lo contrario. Tiene chance matemático de perder.
Para revertir la tendencia, recordó su origen y el de la revolución, bajo el sonido de un disco rayado. Nada era original o novedoso. Todo sonaba a golpe de pecho desgatado y mal interpretado por un pésimo actor de telenovela. Nos vendió un melodrama barato de lucha de clases, donde él heredó el trono por su lealtad ferrea con el comandante.
Se las tiró de humilde y mansa paloma, cuando le conocemos su vida de rico y famoso, dándose viajes alrededor del globo, a costa de los reales de PDVSA. De autobusero nada, camarada. Usted recorre el mundo en clase ejecutiva, en avión privado, de la mano de Cilia. Usted no es Pepe Mujica.
Por tanto, su socialismo es solo de discurso. La realidad es la de siempre. La de unos izquierdistas fanfarrones cuyos apetitos por el poder los convierten en presas fáciles del consumismo y el materialismo histérico.
Por la boca mueren los peces gordos del comunismo distópico. Preocupan las amanezas y los disparates de la fuerza militar en desconocimiento de la constitución. Razones suficientes para no doblarnos y salir a votar por el cese de la trampa de los caballeros oscuros.
Los invito a no confiarse, a mantenerse activos y a sumarse a la filas de la oposición.
La disidencia política es la única esperanza de cambio para el futuro.
Lo demás son cuentos chinos narrados por un monocorde imitador de Chávez.
Triste la exposición de los cuadritos del público. Legitiman el arte bendecido por el proceso.
Desean perpetuarse con un ejercito de lamedores de botas.
Votaremos para cancelar sus planes hegemónicos.
PD: para morir de la risa, la momia de Elías Jaua apuntándole el dictado al alumno raspado. Un circo de situaciones sobrevenidas y comedias involuntarias.