Mi percepción con lo que ha pasado en Venezuela

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En otros post he dicho que por lo general he tratado de mantenerme al margen del asunto político, y en algún momento dije que no iba a emitir más opiniones, pero como también dije en otro post, siento y pienso que no puedo mantenerme al margen de lo que se está viviendo en Venezuela en los últimos días.

Yo no me he casado con ninguna ideología, no sigo ningún «ismo», mi único líder es el Buda. Estoy del lado de la verdad y la justicia, y siento que lo que ha sucedido desde el domingo pasado hasta el día de hoy no ha privado ni la verdad ni la justicia.

Reflexionaba hace rato que si en unas hipotéticas elecciones entre Mahatma Gandhi y Mickey Mouse ganaba Gandhi, pero se descubre que hubo fraude, yo apoyaría a Mickey Mouse.

También lo dije en otro post, llegué al punto que no le creo absolutamente nada al gobierno actual, ha perdido toda credibilidad para mí. Una de las cosas que me ha enseñado los años que he estado en teatro es ser muy observador de las personas, de analizar sus tonos de voz, sus gestos, sus actitudes, observación que me ha ayudado para construir personajes. Las veces que he visto al señor Maduro desde el domingo hasta ayer, he visto mucha inseguridad en sí mismo, mucho miedo. El éxito de un actor es creerse lo que dice, «meterse» en el personaje, siento que Maduro no se cree lo que dice, y por eso la inseguridad en sí mismo, su actitud camorrera y su intransigencia.

En cambio he tenido la oportunidad de escuchar y ver al señor Capriles en estos últimos tres días, y en él sí he visto seguridad en sí mismo, he visto aplomo. Quizá está mintiendo de cabo a rabo, pero al menos me da mucha más confianza que el señor Maduro. Aunque estaba en desacuerdo con el señor Chávez en muchos aspectos sentía en él una seguridad y un aplomo impresionante, el señor Maduro ni de lejos me da esa percepción, y eso me da mucha suspicacia en pensar que acá hay gato encerrado.

Puede que yo esté equivocado, el tiempo dirá si es así o no, y si es así haré la rectificación necesaria si ese fuese el caso.

Insisto, que salga a relucir la verdad, sea cual sea, y estaré del lado de la verdad, sea cual sea.

Paz para todos y todas.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

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