Cuando un gobernante empieza a perder poder, y no quiere perder ese poder, siente un profundo miedo, siente mucha inseguridad.
Un gobernante con miedo a perder el poder es un ser muy peligroso. Miente, se contradice, siente alucinaciones paranoides, apresa, oprime, amenaza, grita.
Es como cuando está a punto de caer a un precipicio, intenta agarrarse de lo que sea para no caer, se aferra con fuerza, y aprieta, aprieta duro, mientras más siente que va a caer más aprieta.
Y lo peor de todo, que mientras más trata de aferrarse, más rápido empieza a caer, solo, muy solo.