Es una cagada ser inmigrante, no importa si estás en el primero, en el segundo o en el tercer mundo, siempre extrañas tu cagada de país, muestra de ello es este escrito.
Dejarlo todo para vivir de freelancer en un país donde sólo vendrías de turista es una experiencia surrealista, por un lado vives la realidad cotidiana con mayor facilidad y todo funciona mejor que en Venezuela, pero siempre hay un no se qué que extrañas, y no son las arepas ni las mujeres, aquí hay arepas y mujeres bellas, es mentira (al menos tres años después de estar aquí) que las mujeres venezolanas son lo mejor, es cuestión de acostumbrarse a las tetas sin silicona y a las carajas que no están vestidas para un miss universo para que mas o menos pronto empieces a bucearte a una tipa que ni le hubieras parado media bola en Venezuela.
Sin duda que las putas son el catalizador perfecto para que tu experiencia migratoria no sea tan cagada…
Por supuesto hay putas en todos lados, pero en Caracas -al menos por mi corta experiencia como usuario frecuente- me limitaba a las famosas chupi-chupi de chacaito y de las palmas, todavía extraño a la negrota aquella que se la pasaba en las palmas y que con darle una vueltica a la cuadra te daba el mejor mamerto por 80 BsF, sin condón y con lechita en la boca… pocos días antes de venirme supe que la extrañaría, pero ni modo… pagué y la deje en la esquina de siempre…
También extraño a una loquita morena de unos 23 años, flaca con un culo espectacular que cobraba 2 BsF la mamada… y se dejaba hacer de todo… (si 2BsF en el 2010), estaba loquita realmente, pero era cariñosa y simpática. Yo por supuesto le pagaba minimo unos 20 BsF, y la caraja se iba mas contenta que negra preñada de blanco.
Pero aquí el negocio de la prostitución es otra cosa… hay salas de masajes donde te hacen de todo menos masajes, son ampliamente aceptadas por toda la sociedad, además que aquí la prostitución es legal, y las leyes funcionan de verdad, lo único estrictamente prohibido es el proxenetismo y el sexo con menores, de resto fiesta, sabor y conga.
Mi primera experiencia de sala, fue traumática, una prosti, famosa en un foro de discusión de acá donde los compañeros de leche se intercambian cientos de comentarios y sugerencias de todo tipo sobre todas las salas y todas las putas que hay en el mercado, reservé una cita con ella via telefónica y al verla era una rolo de gorda, no tan gorda, pero si bastante «rellenita» para mi gusto, muy cariñosa, me lo exprimió hasta que se cansó y fue muy amable y cariñosa, linda de rostro, pero el mal sabor que me dejo su gordura después que extrajo mi líbido fue una ratón moral que me duró varias semanas…
En mi segunda visita me atendió una diosa, su nombre artístico era Sofia, conocida como «cosita divina», que mujer mas deliciosa, unos enormes cocos naturales y paraditos que serían la envidia de la misma Diosa Canales, me dió un breve masaje y luego todo con latex de por medio, pero realmente fascinante, rocé el cielo entre esas deliciosas lechozas tropicales.
Luego dejándome llevar por los fucking foreros me fuí a la sala de costumbre a atenderme con una MILF, no tengo nada contra las mujeres mayores, de hecho me fascinan, algunas de mis mejores amantes fueron 5, 10 o hasta 15 años mayor que yo y a todas las extraño mas que al Avila, pero esta mujer era un asco, que sólo se disipó mientras me duraba la testosterona, adranalina y demás químicos antes de la eyaculación, luego de pasado el velo tuve un ratón moral por una semana hasta que de regreso estuve con una delicia de 19 años, morena que le devolvió la sonrisa a mi rostro por al menos un mes.
Luego viene la familia en diciembre, las hallacas importadas, la mariquera, así que nada de putas.
De regreso a mis incursiones putisticas se me ocurrió hacer un trío con una flaca joven, de rostro angelical que era muy conocida por sus felaciones, una hora con ella y decidí condimentar aquello con una negra espectacular, mi primer trío, una hora, las dos extras de oral sin condón, mas los besos, mas el cuarto 100$.
Los mejores 100 dólares pagados en mi puta vida.
Que delicia… salí peor de lo que entré y al día siguiente repetí, pero sólo con la negrita… resultó que estando a solas con ella era una diabla, nada que ver con la gatita sumisa del día anterior… yo pagué y vamos, es una puta, pero me exigía que la satisfaciera como si fuera mi novia, «aún no te vengas perrito que quiero correrme»… no le paré, a fín de cuentas el cliente soy yo y ella no es mujer mía… cuando terminé lo mío me pidió que no se lo sacara para ella llegar, debo reconocer que me sentí algo utilizado y hasta tentado de pedirle que me devolviera parte de la plata, pero estaba tan buena que se lo dejé de propina.
Sin duda que esta experiencia me está haciendo aferrarme a esta tierra, siento que por fín estoy echando raíces lejos de mi patria, que aunque cagada, uno siempre la extraña.
Quizás a punta de putas pueda quitarme de una vez por todas este maldito nacionalismo inútil.
PD: créanme que uso el término «puta» con el mayor de los cariños posibles.