El matrimonio no es más que un contrato monogámico que involucra la sexualidad, la reproducción, la empresa de la familia y en algunos casos -perdonen la mala palabra- el amor. La prostitución es un mini-contrato que sólo involucra el sexo -en teoría- sin las otras tres dimensiones. Pero ambos son contratos al fín, uno a largo plazo y otro a muy corto plazo. No puedo dejar de pensar en el contrato con mi esposa como un contrato de prostitución complejo y extremadamente alargado y el contrato con las putas como un mini-matrimonio de una o media hora.
Los juegos y los dramas de las relaciones monogámicas muchas veces se plasman también en las relaciones con las putas, aunque muchas veces en el fondo no es más que una cuestión de marketing emocional que las servidoras profesionales saben utilizar muy bien, «me encantaría un venezolano entre mis clientes fijos», «que buen feeling tengo contigo», «fue muy rico, dame un besito», «¿repetirías conmigo?»… todo esto es la versión putística de los insoportables: «creo que te amo», «papi, ¿tu me quieres?», en su versión más minimalista reducida a mercadeo corporal.
El trueque emocional también es frecuente, un extra a cambio de comentar o no comentar en el foro por ejemplo.
Un día entré a la sala buscando a Danisha, una chica tatuada que tengo tiempo persiguiendo sin éxito, no la encontré tampoco ese día… había unas doce chicas casi todas muy bien, entre un 5 y un 9 en una escala del 1 al 10, di un vistazo general buscando la presa y vi a una flaca que bien pudiera ser una caricatura, unas tetas enormes de silicón, un culo grotescamente inflado en una semi-esfera perfecta, pelo chillonamente blanco.
A las hormonas y al instinto animal en esos momentos no le afecta mucho la estética, sólo se concentra en los aspectos viscerales del deseo, así que la elegí a pesar de que a mi lado había un mujerón, casi una modelo de ojos verdes y un rostro hermosísimo, me arrepentí en el momento de no elegirla a ella, pero me fui con la Yayita.
Luego en la habitación, al mejor estilo de una franquicia de comida rápida, armas tu combo:
– Hola mami, quiero media hora, oral sin condón, besos y ¿hay anal?
– Anal si papi, claro, ay pero con los besos te quedo mal, no los ofrezco.
– Ok, con el anal me conformo
– Papi, ¿tu eres forero?
– Si.
– Bueno, te doy los besitos, pero no le digas a nadie del foro que hicimos el anal ¿si?
– Claro mami
– Es que me lo han pedido mucho, pero les he dicho que no…
– Ok no hay problema
– Son 37.000
– Ooops, sólo tengo 35, ¿está bien?
– Claro mi amor, no importa.
Esa mujer resultó ser una verdadera bestia al mejor estilo porno y entre semejantes pelotas de silicón toda la operación no duró más de 10 minutos, todavía nos quedaba bastante tiempo, me enderecé y doblando el cuello a ambos lados le di las gracias. Me sonó el cuello como cuando matas a una gallina por el pescuezo, ella me dijo
– ¿Estas estresado papi?
– Un poco…
– Venga y le doy un masaje
Me bañó en aceite la espalda y la flaca resultó ser una verdadera ninja dando masajes con las manos, los dedos, los antebrazos, el codo… me enderezó el cuello y me relajó en pocos minutos.
– Wow, ¡pero que buen masaje!
– Soy como pulpería de pueblo mi amor, poquito, pero de todo…
– En mi país también usan ese refrán
– ¿De donde eres papi?
– De Venezuela…
Salí feliz de atenderme con ella y de salida vi de nuevo al mujerón de ojazos verdes. La siguiente vez me atendí con ella, un rostro de portada de revista, resultó ser nueva, menos de seis meses en el negocio, tetas medianas de silicón, gorda de la cintura para abajo, esto último un fraude completo para mi y además extremadamente preguntona:
– ¿De donde eres?
– ¿En que trabajas?
– ¿Estás casado?
– ¿Tienes hijos?
– ¿Donde vives?
¿Que coño te importa? provocaba decirle. Pero nada, a pesar de la gordura siempre es agradable ver un hermoso rostro pegado como un chivito en la felación, aunque la verdad quedé un poco fallo, deseaba un poco más.
Al día siguiente antes de ir a ver a Testament, pasé por la sala con ganas de repetir con una dulzura de mujer y muy profesional en lo suyo: Mariel. Entré a la sala, la vi de frente, fuí directo hacia ella, le dije «vamos»… al entrar a la habitación me dijo que le dolían las tetas: «me las aprietan mucho» dijo, y eso que lo que tiene son dos limoncitos.
Ya en la cama, en pelotas, con su cara a pocos centímetros de mis partes nobles, me dijo «y esta cosita… ¿tenía tiempo sin venir?» me ofendió el término «cosita», no sólo por lo femenino sino por el diminutivo, pero percibí su perspicacia de hacer una pregunta totalmente ambigua que puede ser interpretada como «¿has venido antes?» o «¿ya te has atendido conmigo?» decidí responder a la segunda «si, ya me atendí con usted, la vez que hicimos el trío con Trianny»… «mmm» fue la única respuesta.
Supuse que no se acordaba de un carajo, ni me preguntó de donde era, a pesar de mi marcado acento de extranjero, ni si estaba casado, nada… una completa profesional.
El único detalle que me dejó mal sabor fue que como siempre pagué el equivalente a unos 10$ por los besos y sólo me dio unos 6 piquitos, nada que ver con la revolcona de labios que nos dimos el primer día, supuse que como ya estaba terminando su jornada estaba cansada.
No me puedo quejar a la final fue una buena mamada y un buen polvo antes de ir a un concierto, no se le puede pedir más a una puta. Di las gracias como siempre y me fui.
En el camino sacaba la cuenta y pensaba que cada piquito me había costado casi 2$, me prometí no incluir mas los besos en el combo, para la próxima sería solo hamburguesa y papas fritas, no más, mientras tanto en el carro sonaba…
«When she first opened her eyes
There’s no tomorrow
The sun will never shine, no…
The sun will never shine
Yeah!
The sun will never shine on you
Daylight blinds your way
The sun will never shine through you
Now accept this cold embrace»