Botaron a “Kico” Bautista, el ruidoso periodista del comercial de la ferretería, el pana de mi papá en los años de los pantalones “tubito” y los autobuses quemados que llenaron de sombras a la casa que las vence.
Toda la mañana en eso: que si lo botaron, que si porque transmitió el discurso de Capriles, que si “¿sabías que él era marido de la de Líder en Deportes? Sí, esa, la que dice lo de ‘por encima del promedio’ que te gusta”. Que si Carla, que si Pedro Luis va a seguir leyendo el periódico, que si «¿dónde está Roland? ¡Qué está de vacaciones!»
Llega la tarde y con ella el momento de la bendita notica de la gripe. “¿El programa era de “Kico” y no lo quiere vender? ¿Y ahora, qué van a pasar en las noches?”.
“Cúbrete la boca al estornudar y toser”, ajá, “evita los sitios concurridos y no compartas ni tus cubiertos, ni tu plato, ni tu vaso”. “Hay que hacer ejercicio, descansar y comer bien para elevar las defensas”. Menos mal que mi mamá no tuvo que hacer tanta cola, consiguió carne molida como para dos días y, además, cuatro rollos de papel toilette.
Listo. Cuatro consejos para evitar la influenza H1N1.
-“Epa, ¿habrá un número al cual llamar para pedir más información?”, pregunta mi jefe.
-“Claro, vale. Seguro en la página del ministerio”, respondo sin preocupación.
Nada, ni en el directorio. ¡Ajá! ¡Las páginas amarillas! Cero, dos, doce, cuatro, cero, ocho y cuatro ceros más.
Tuuuuuuuú…tuuuuuú
-“¿Aló? Buenas tardes, quería saber si había algún número directo para reportar un caso de AH1N1”.
-“Ay, mi amor, no te sé decir. Mmm…¿A quién te podré llamar? ¡Ah, al piso 5!”.
-“Ah, ok, muchas gracias”.
Tuuuuuuuú…tuuuuuú
-“¿Aló? Buenas tardes, una preguntica, ¿habrá algún número directo para reportar un caso de AH1N1?”.
-“No mamita, tienes que venir al piso 7 del ministerio, al departamento de epidemiología”.
-“Pero… ¿no hay un número?”.
-“No. Que tienes que venir”.
-“Pero, si una persona está enferma no puede…”
Tútútútútútú
-“¿Aló?”
¡Ay! Me faltó el quinto consejo: “Hay que lavarse las manos con agua y jabón, frecuentemente, de manera tan frecuente como le llegue el agua y consiga jabón de olor”.