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Paro universitario y la propuesta del gobierno

Tan incapaz soy de adular al poder de la multitud, como al de un hombre, y desdeñoso por carácter de la popularidad que se compra de ordinario a precio de la virtud, y que honra menos de lo que dura, mi pluma no anima aristócratas ni tribunos, ni esas vanas promesas cuya realización, siempre ofrecida y siempre esperada, constituye las sociedades en un estado permanente de mentira y de guerra. Juan Vicente González

La sabiduría popular dice que muchas veces es mejor detenerse, que perderse en el camino. El paro de universidades va más allá de un aumento salarial o un mal llamado “saboteo”; es una declaración en contra de la megalomanía del gobierno venezolano manifestada en el proyecto de convención unificado.

En este sentido cabe resaltar que aunque nuestras universidades sean subvencionadas del Estado no significa que sean de su propiedad; son una propiedad de los venezolanos cuyo propósito es escalar hacia el conocimiento con libertad de acción para producir y ser agente de respuesta a los problemas de la sociedad; sin embargo, cada año es evidente la decadencia moral y física de estas instituciones no sólo por la falta de recursos para su mantenimiento sino por la ya lamentable apatía general por el patrimonio nacional y la excesiva preocupación por la politiquería más que en la academia.

Con solo un aumento de sueldo no se compra a un buen profesor ni se mejora la academia; hace falta un presupuesto adecuado para equipar las bibliotecas, laboratorios y aulas de clases, mejorar la práctica educativa y por ende, engrandecer a la Universidad dejando de valerse de lo que fue, forjando lo que será.

La verdad es que parte de lo que está pasando se debe a la corrupción interna en las Universidades; por ejemplo, los permisos injustificados a profesores y obreros por largo tiempo sin ninguna sanción, la falta de moral de algunos líderes estudiantiles al tener cargos cuando no tienen buena calificación académica y que se postergue el lapso permitido en la Ley de Universidades; algunos otros ejemplo se muestran en el artículo Universidad en Ruinas: ¿Culpa de Quien? . Con esto, no pretendo culpar a nadie pero sí darle el justo valor a las cosas.

Ahora bien, el tema que nos atañe es la razón de este cese de actividades que nos afecta a todos pues como estudiantes queremos graduarnos y cumplir nuestras metas pero el precio que vamos a pagar de seguir con indiferencia será la pérdida de la Universidad, veamos el por qué.

Empecemos por el Artículo 4 de la Ley de Universidades vigente en donde, citando textualmente, se dice que “La enseñanza universitaria se inspirará en un definido espíritu de democracia, de justicia social y de solidaridad humana, y estará abierta a todas las corrientes del pensamiento universal, las cuales se expondrán y analizarán de manera rigurosamente científica.” Mientras que en el proyecto de convención unificada en su cláusula 6 “Desarrollo de valores humanos socialistas” expresa la sectorización de pensamiento que deben tener los empleados universitarios, comprometiéndo a “poner en práctica actividades de divulgación de los valores humanos universales e institucionales, de los principios de la justicia social, ética, superación, austeridad, probidad y excelencia, valores morales y ética socialistas, en pro de la consolidación y desarrollo del proceso educativo en las instituciones de educación universitaria oficiales y en su praxis de trabajo diario, de acuerdo a lo enmarcado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la nación 2013-2019”.

Estoy de acuerdo con que la universidad debe ir de la mano con el desenvolvimiento social y económico de la nación pero eso, de la mano, no la bota. El parágrafo único de esta cláusula refiere a la “formación del ser humano nuevo y del trabajador universitario que requieren las instituciones de educación universitaria” que dándome la libertad de interpretar se traduce en “Tendrán recursos para ir a apoyar a cualquier evento oficialista en que los necesitemos”.

En cuanto a las cláusulas 7 y 8 del proyecto de convenio unificado, se propone en la primera el trabajo voluntario, es decir, la creación de brigadas universitarias de “voluntarios” que se unan al apoyo y participación de las misiones del Gobierno Bolivariano; como si no fuera poco obligar a alguien a ser voluntario, en la cláusula 8 se establece que el 0.001% del salario del trabajador universitario será deducido para contribuir en la “Fundación de Solidaridad con los Pueblos”, que será una organización sin fines de lucro con el propósito de combatir la extrema pobreza.

En primer lugar, opino que todos debemos combatir la extrema pobreza y eso no se logra con dinero solamente, se logra con educación, con respeto a los derechos ciudadanos, otorgando la verdadera soberanía y no el comunismo en las escuelas ni el miedo en las calles.

Estas dos cláusulas arremeten abiertamente al artículo 20 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que reza “Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y social” por cuanto que la solidaridad es un valor intrínseco a las personas no impuesto; cada quien es libre de hacer con su salario lo que mejor le parezca sin que esto represente una ofensa a la sociedad pues está en pleno cumplimiento de lo que establece la ley suprema de la nación.

De igual forma, hay que mencionar que es necesario que las universidades se vinculen con las comunidades, ofreciendo solución a sus problemas pues en sí, esa es su función; pongamos un ejemplo, la facultad de ingeniería queda en un sector donde hay problemas hidrológicos o de deslaves, el deber ser de esta facultad es preparar a sus estudiantes para que busquen soluciones a esta comunidad.

Como si lo anteriormente expuesto no bastará para demostrar la demagogia de este proyecto, en la cláusula 18, sobre los programas para el desarrollo político-social de los trabajadores universitarios; se establece que “el empleador se compromete a aportar los recursos económicos, espacios físicos y permisos, que permitan la realización de actividades conexas orientadas a fortalecer la formación, capacitación, adiestramiento y desarrollo de los trabajadores universitarios a través de jornadas, congresos, talleres o foros con base a las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019 y las directrices que enmarcan las misiones que implementa el ejecutivo nacional.”, es decir, no hay dinero para mitigar la pobreza pero sí para ideologizar a los trabajadores universitarios, no hay dinero para establecer comedores de alta calidad y con comidas nutritivas pero sí para adoctrinar.

Las cláusula 11 refiere la inclusión de pueblos y comunidades indígenas, que pasa la línea de lo necio pues todas las universidades públicas del país tienen sistemas de admisión especiales para estas comunidades; esta cláusula es solo otra pataleta para justificar su gobierno separatista de miseria.

De acuerdo con la cláusula 36, se le dará el reconocimiento al ascenso del dirigente sindical, por tanto, un sindicalista que no tiene conocimientos sobre, por ejemplo, física, puede ascender al rango de jefe del departamento; en la convención no lo dice con esas palabras pero la cláusula deja mucho a la imaginación. Además, ya es hora que los sindicatos recuerden que su misión es la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de los trabajadores, no la búsqueda de una hegemonía política.

Otra que me llama la atención es la cláusula 48, donde se establece que los hijos de los trabajadores universitarios tienen derecho a becas del 8% el precio del salario de su pariente; cuestión que parece un privilegio para seguir poniendo bozales de arepa. Al igual que en la cláusula 56 donde los trabajadores universitarios pueden salir a excursiones con todos los gastos pagos por doce días; eso sí, diciendo el cómo, dónde y por qué y sólo después de la aprobación del sitio. Suena familiarmente a aquella política de Hitler para con sus trabajadores ¿no?

Por otra parte, en cuanto a los ajustes salariales señalados en la cláusula 64 violan las Normas de Homologación (traducción: acción de poner en relación de igualdad y semejanza dos bienes), no sólo es importante señalar las palabras del Ministro Calzadilla: “está fuera de discusión, sería engancharse en el pasado” en declaraciones hechas el 19 de Junio de 2013, sino también que desde el año 2006 se vienen haciendo ajustes unilaterales dejando de lado a muchos sindicatos y federaciones de obreros y profesores.

Igualmente los ajustes salariales propuestos en la convención unificada se sitúan por debajo de la inflación acumulada sin contar que según argumentaba FAPUV (Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela) “El ajuste salarial para el sector universitario debe ser desde el 1° de enero de 2012, no fraccionado, y en un porcentaje que permita la recuperación del salario real, tan disminuido en los últimos años” razón por la cual, han hecho la solicitud de un ajuste de 100%, sin incluir el ajuste del año 2014 como es simplemente lógico. Otro elemento a resaltar de esta cláusula es que las tablas expuestas en la convención reducen los porcentajes de aumento en las más altas categorías, lo que atenta contra el sistema de ascensos y méritos académicos que constituyen la esencia del escalafón universitario.

Como cierre, me gustaría que personas más versadas en el tema y con un gran sentido de objetividad revisaran este proyecto. Es momento de que apoyemos a la casa que vence las sombras con su lumbre de fiel claridad, y que una vez más como aquél 28 esgrimamos la lucha por el santuario de ideales que siempre ha opacado las guerras, escribiendo la paz con la pluma, ganando batallas más duraderas en el tiempo.

«…Y cogen una flor de nuestro jardín, y no decimos nada.

La segunda noche, ya no se esconden, pisan las flores, matan nuestro perro y no decimos nada.

Hasta que un día, el más frágil de ellos, entra solo en nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo, nos arranca la voz de la garganta.

Y porque no dijimos nada, ya no podemos decir nada.»

V. Maiakovski

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