Hace un par de días me reuní con un grupo de amigos, de esos que hablan de sexo, economía, sexo, antropología, sexo, relaciones humanas, política y… sexo. De alguna manera llegamos a debatir la existencia de los nuevos mercados y allí comenzó todo:
Amiga 1: << Marica, es que es una mierda, osea, yo soy licenciada y gano 3.800 bolos. El otro día me hice pana del tipo de la camionetica y cuando le dije cuánto ganaba me dijo “No, jeva, yo hago eso en dos días” >>
Amiga 2: << Sí, es que da arrechera. Uno pasa 5 años partiéndose la cabeza para que venga alguien que haga collarcitos y se meta 60 palos en un mes ¡sesenta palos! >>
Amigo 3: << Sí, bueno… hay que irse de Venezuela. >>
Una hora después de haber iniciado la conversación, yo estaba completamente intrigada por la visión que tenían mis amigos sobre las oportunidades económicas en Venezuela; y es que vivimos en el país de lo posible, así que les dije:
–No hablemos de situaciones adversas y poco favorables, vamos a ver el mercado desde otro punto de vista ¿Qué oportunidades nos ofrece? Ustedes me están diciendo que es una atrocidad que esa gente gane más que ustedes. Sin embargo, ya identificaron un elemento clave, esa es la gente que tiene dinero para costear el trabajo que ustedes ofrecen. Entonces ¿vamos a trabajar para empresas privadas? No, vamos a trabajar para quienes necesitan de nuestro conocimiento universitario para desarrollar sus propuestas.-
En Venezuela el 45% de la economía es informal, y no estamos hablando de buhoneros, estamos hablando de personas con proyectos que no pagan ni un centavo en impuestos. Mucha de esa actividad proviene de los freelance, profesionales independientes que trabajan a su ritmo, libres de elegir a sus clientes y a sus proyectos – entre los que me incluyo, por cierto-.
Se supone que en la universidad nos enseñan a pensar, pero me permito deducir que en realidad nos enseñan a ser empleados. Por lo tanto, pocas veces escucharás a alguien pasar de la queja del empleado al pensamiento laboral proactivo. Hemos sido programados para fijar nuestras metas en base a una empresa que no es nuestra y que nunca lo será ¿Qué puede pasar? Fácil, que termines odiando tu entorno porque no te permite crecer – haciendo de lado la situación de país, claro -. Vamos a concentrarnos en nosotros mismos y en nuestro cerebro.
La verdad es que nuestra función, como licenciados orgullosos y engreídos, es, a parte de ostentar nuestro logro efímero de graduandos, detectar oportunidades en un mercado sin normativas castrantes. Por ejemplo, en España para ser freelance debes pagar 500 euros mensuales al gobierno. << Ajá ¿y si no gano esa cantidad de dinero? >> Es problema tuyo, querido amigo, estás obligado a pagar porque, en teoría, un profesional independiente puede ganar más que un empresario si se lo propone. Ahora, en Venezuela ni siquiera tienes que tener RIF – siempre y cuando tu cliente no pida factura, claro -.
Lo importante de éste análisis es que el modelo económico para los licenciados de Venezuela cambió. Hay un mercado de pequeños proyectos que se están forrando con una cantidad inmensa de dinero, sin conocimientos gerenciales y con una necesidad inmediata de asesoría corporativa ¿De verdad vamos a invertir nuestro tiempo en una empresa privada donde estamos mal pagados? – ¡Ojo! Hay empresas donde el valor real está en el aprendizaje y el conocimiento, que eso tampoco se les olvide. Sin embargo, estamos hablando de que, a menos que sepas capitalizar el conocimiento, no comerás con saber. Yo, personalmente, capitalizo el conocimiento y lo transformo en dinero, ese es mi core business*, lo ha sido siempre -.
<< ¿ A qué te refieres con capitalizar el conocimiento? >> Fácil, usar lo que aprendiste para aprovechar las oportunidades del mercado, tener visión de negocios a partir de experiencias e información << Eso suena lógico >> Sí, pero ¿cuántos lo ponen en práctica?
Hagan éste ejercicio. Siéntense en un sillón y pregúntense a si mismos ¿Qué es lo que conozco y cómo puedo usarlo de forma útil? Si la respuesta no arroja conclusiones, entonces les cuento que tienen el estigma mental del matemático: “La matemática es el centro del universo”. Traducción al venezolano: <>.
Si toda mi vida hubiese vivido en una cueva llena de matemáticos, ignorando la existencia del arte y de la comunicación (de verdad soy terrible en matemáticas), es posible que hoy en día tuviese una percepción parecida a ésta: <>, como pasa con muchos de mis estudiantes. Sin embargo, les cuento que todos somos genios en algo, sin excepción. La clave está en comprender en qué somos buenos y cómo podemos vivir de ello. Sobre todo, entender que nuestro éxito es directamente proporcional a nuestra habilidad para resolver rompecabezas laborales y sociales; las piezas siempre encajan en diferentes escenarios, sólo hay que darles la vuelta.
*Core business: Negocio principal.
Interesante punto. Me recordó a un amigo que decía que los ingenieros estábamos dejando abandonado un nicho en nuestro trabajo: calcular ranchos (lo digo sin ironía: literalmente, ocuparnos de asesorar a los que construían ese tipo de viviendas para hacerlas menos riesgosas). Y en general la idea de resolver problemas que no requieren una enorme inversión de recursos empresariales. Lo que llamamos en mi disciplina «low-tech».
Muy buen artículo, sin duda pienso que hay muchas oportunidades ahí fuera y somos nosotros quienes decidimos hasta dónde queremos llegar en la cumbre hacia el éxito personal y laboral.
Te invito a leer el artículo que publique, que habla sobre mi experiencia como freelance https://www.panfletonegro.com/v/2013/08/03/la-vida-del-freelance
Saludos, y ¡a la orden por acá!