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No es así.

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Últimamente ha cambiado mi mentalidad con respecto a este país. Y hablo de un cambio serio y real; no de la típica ridiculez que viene con la depresión post-electoral, de la cual no debería formar parte una no-votante, o de algo del estilo “me iría demasiado”.

Yo, con mi cerebro adolescente, me puse a sacar cuentas de lo que cuesta vivir en el país de manera decente; quiero decir que cuando iba por la calle, salía con mis amigos, veía la mensualidad de mi colegio y escuchaba hablar a mi papá, estaba sacando cuentas. Suena como un pasatiempo muy ocioso, pero realmente no es así.

Además de eso, empezaron a escasear las cosas más gafas y necesarias, lo que dio como resultado que nuestro inepto gobierno, porque ya no tienen otro nombre, saliera con sus típicas excusas baratas.

¿En serio, en serio me tengo que calar que un hipócrita me pregunte si prefiero patria o papel toilette? Porque de verdad que estoy cansada de que usen el lenguaje como usan nuestra constitución; no sé qué tiene que ver un sentido abstracto de propiedad hacía un territorio natal, casi siempre, con un rollo de hojas de papel suave cuyo destino es la comodidad personal.

¿Acaso hay alguien que se crea que esa gente no tiene papel toilette hasta de color rojo, al estilo de las estrellas, en su casa? Porque con la vida de ricos y famosos que se dan los del alto mando oficialista, no sé quién se cree que esas mujeres no tienen su rollito de papel toilette metido en su Louis Vuitton de piel de cocodrilo.

La realidad es que ya no quiero seguir defendiendo a este país, no quiero seguir sintiendo que amo a Venezuela, porque de verdad no sé si lo merece ¿Qué se gana con eso? Yo les responderé: NADA.

No se gana nada queriéndose quedar en este lugar, porque en tu vida no debe de ser una prioridad proteger un pedazo de tierra que no te pertenece. Así que bien, nada de orgullo ni de “si me voy los dejo ganar”, porque tú y tu familia merecen vivir bien.

No desperdicies esos cinco años de carrera que tienes encima, o que te estás echando, por querer vivir en un país donde un mesonero gana mejor que tú.

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