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La Guerra de los Sexos: Edición Especial 8D

Cuando se analice el legado del Comandante Galáctico habrá que escribir un apartado donde se discuta la política pop que nos heredó. Chávez fue un fenómeno de medios como todos sabemos, recuerdo un chiste que rodaba por mensajes de texto por allá al inició de la década pasada donde se decía que el presidente era en realidad un ganador de «Atrévete a Soñar» y es que Chávez adaptó a su manera de hacer política los códigos de nuestra cultura pop: artistas y deportistas invitados(nacionales e internacionales), números musicales, llamadas del público, chistes y todo lo que se pudiera ver en cualquier emisión de Sábado Sensacional fueron recursos constantes de su comunicación.

Por eso no es de extrañar que en la era del postchavismo sus herederos continúen la tradición a su manera, esta vez lanzando como candidatos a deportistas, animadores, modelos e intermedios como el Potro. No es la primera vez que el chavismo recurre a esta opción ya en el pasado lanzó a Simón Pestana a la alcaldía de Baruta. Es una táctica obvia y burda hasta para ellos mismos. Es apelar a lo más bajo de la política pop que tiene varias lecturas, por un lado es intentar llegarle a la parte del electorado que quizás no se identifique con los líderes propios del chavismo pero sí con alguien como Winston o Magglio pero por el otro da la impresión de que desprecian las alcaldías y las tienen por puestos decorativos.

Pero también es un desprecio por sus votos duros y sus bases. Me cuesta creer que en el municipio Sucre donde se encuentra el barrio más grande de Venezuela y dónde deben haber una gran cantidad de líderes de base con experiencia en la organización comunal y conocimiento de causa en lo que las necesidades de la gente se refiere no exista mejor candidato para el chavismo que un reguetonero de poca monta y un beisbolista mediocre como es el Potro Álvarez. O que en Baruta la única forma de entrarle a la clase media sea con Winston o que en Maracaibo estén lanzando a un conspiparanoico como Pérez Pirela. Hasta podría pensar que dan por perdidas esas alcaldías y lo que quieren es distraer la atención del resto de candidaturas que tienen aseguradas en el país.

Ahora bien, mal podríamos quedarnos en la burla fácil y el desprecio automático por estas candidaturas cuando no tenemos moral para tirar la primera piedra. No nos olvidemos que tenemos como candidata a Fabiola Colmenares cuyos méritos políticos estarán al nivel de los candidatos ya mencionados. Pero todavía peor es que en Maracaibo tenemos a una candidata como Eveling Trejo que llegó a la alcaldía solamente por ser la esposa de Manuel Rosales. O el caso de Ismael García que si bien es cierto que ha trabajado por la oposición no es menos cierto que representa el peor tipo de político venezolano además de tener la credibilidad por el piso luego del fiasco del segundo audio de Mario Silva. Sin mencionar lo que ya pasó en las elecciones del 16D cuando teníamos candidatos de la talla de Lester Rodríguez en Mérida o Morel Rodríguez en Nueva Esparta, auténticos quistes de la política nacional y regional.

Ya lo decía hace unos meses cuando escribí por qué iba votar por Capriles. No basta seguir votando por el menos malo o por el que es de nuestro bando. El chavismo es un moviento político consolidado en Venezuela capaz de ganar elecciones sin tener al Líder Sideral levantando manos. El sentido de urgencia que nos acompañó cuando votamos por Arias Cárdenas en el 2000 ya pasó y por eso no tiene sentido seguir votando por aquello que sabemos que son malos pero que son «mejores» que los del chavismo. No basta ya eso para convencer a nadie. Gente que vota casi con rabia y habrá quién directamente se abstenga.

Yo no tendría cara de burlarme de Pérez Pirela cuando mi candidata es Eveling con su mala gestión y su fulano consenso. Son lecciones no aprendidas a pesar de habernos estrellado una y otra vez con estos errores. Estos lastres políticos que son algunos candidatos de la oposición y la soberbia con la que actúan nos van a mantener en estas situaciones imposibles donde para una buena parte del electorado es preferible no votar. Yo no dejaría de votar pero preferiría votar por María Bolívar que por Ismael García cualquier día de la semana. Si se pierden estas alcaldías no será en las urnas, se habrán perdido con la elección de algunos candidatos.

Espero que la próxima vez que desde nuestra ceguera nos den ganas de burlarnos del Potro y de sus canciones terribles o de Winston con su salto de talanquera y ropa estúpida o de los crucigramas de PePi nos acordemos de los diez hijos de Eveling y del segundo audio de Mario Silva. Es momento de exigir respeto no sólo al gobierno sino a la oposición.

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