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Notas sobre un concierto de Paul McCartney

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a Luis Acuña, he gets it :)

1. Algo pasa con la grandeza y el calibre. Cuando asistes a un festival de música es evidente. Todo es, se hace ruido, previo y post, y cuando sale escena Paul McCartney es así, lo previo y post se reduce a la calidad de tu ruido, porque entonces, lo que él hace es magia, y solo los magos hacen magia. Y esto no se trata de que los Beatles estén sobrevalorados, o que no te parezcan gran cosa, o que Paul esté rumiando glorias pasadas, no, es que el tipo es un genio y sansecabo. Es muy duro aceptar que alguien sea así de talentoso. Duele debajo de la piel, duele en los ojos y en todo el cuerpo, es un dolor dulce, demasiado dulce.

2. Y después ves a esta máquina saltando de instrumento a otro como una pantera, sin piedad, como si se tratase de soplar y hacer botella, por tres HORAS. De la guitarra al piano, del bajo al Hermoso Ukelele que utilizó para cantar la primera estrofa de “Something”, recordando a su amigo George Harrison, así, como si nada, como si un día vas a la casa de tu amigo y le dices: “Hey, viejo, sé que te encanta el Ukelele y saqué tu canción, para variar”. Monstro.

3. La primera vez que me puse a llorar fue con “Blackbird”. Lo que sucede es muy dramático, porque alguien que puede montar un espectáculo de casi tres horas, y que casi el 80% del concierto esté construido de hits, lo que te produce es una ansiedad de vértigo: “¿Qué va a tocar ahora?” “¿”Let it be” o “Hey, Jude”?”. Es horrible esperar ese primer acorde que te lo revele y después todo estalla y sigue hasta la próxima y así…

4. Ver gente llorando en un concierto: toda una experiencia.

5. Estar dedicado a la música, 24/7, desde que se tiene 17 años lo que te da, pasado 60 años, es una elegancia de prestigiador. No eres un “Sir” por ser inglés, eres un “Sir” porque te lo ganaste, te lo construiste, te lo peleaste. Sépanlo muchachos, no se anda uno de dandy, por ahí, de gratis, contando anécdotas de Jimi Hendrix pidiéndole a Eric Clapton que le afine la guitarra y haber estado ahí para contarlo en un intermedio, de la guitarra al piano.

6. Recordé un genial artículo de David Foster Wallace (el cual tuve el placer de sufrir traduciendo), sobre Federer como una experiencia religiosa. David concluía que esa gente, que está en otra liga, esa gente que desafía las leyes de la gravedad, nacieron así, y no hay mejor explicación: Federer desafiando la cancha, Mohamed Ali en modo avispa. Es así, el pana de la bandana tenía razón, he gets it.

7. Si pueden, háganlo, vayan, el único que está en esa liga, vivo, es David Bowie. Freddie Mercury se murió en el 91.

http://www.youtube.com/watch?v=BrxZhWCAuQw

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