El anuncio de las candidaturas a las alcaldías tanto del sector de la OpoMUD como del Gran Polo Patriótico nos muestra con bastante claridad las visiones de mundo que tienen las principales corrientes políticas que hoy por hoy hegemonizan las preferencias del electorado en Venezuela. Dos parcialidades antagónicas en ideología y en proyecto de país. Dos conglomerados políticos que muestran distintan formas de ejercer el poder, uno incluyente, abierto y propenso a la novedad, el otro excluyente y retrógrado, resistente al cambio generacional.
Ningún venezolano puede negar que el chavismo es la esencia de la juventud. Como lo diría Salvador Allende “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Vemos jóvenes ministros y ministras, jóvenes candidatos a las alcaldías, jóvenes en la Asamblea Nacional como diputados, la revolución hasta creó un Ministerio del Poder Popular para la Juventud. Todo ello es la viva muestra de una orientación política que apuesta al cambio generacional, que promueve la creación de nuevos espacios en donde los jóvenes asuman las riendas de la patria, en fin, la juventud y su dinamismo, su nueva visión y nuevas ideas inyectan fuerza desde todos los escenarios: políticos, deportivos, culturales y sociales.
Caso contrario es la OpoMUD porque es más que evidente la resistencia al cambio generacional que existe entre su dirigencia. Políticos de oficio que llevan décadas viviendo del poder, del Estado, del Pueblo y continúan, cual monarca europeo, imponiendo sus pareceres mientras ahogan la iniciativa de la juventud a ocupar espacios. Aún recuerdo la forma habilidosa en que Marquina le robó el curul a Yon Goicochea, haciendo uso de su peso como dinosaurio de la política venezolana.
La OpoMUD sólo recurre a los jóvenes para utilizarlos, los manipulan para favorecer sus aventuras subversivas y generar la noción de frescura, tan necesitada por líderes que suman milenios en antigüedad si sumamos sus edades. También usan a los artistas, jóvenes y no tan jóvenes, pero jamás los llaman a involucrarse en la política, no los llaman a formar parte del ejercicio de los ideales políticos que dicen defender. Pareciera que dijeran “ustedes apóyenme y denme respaldo pero vean desde lejos, que quien asume y ejerce el poder soy sólo yo”. Siguen siendo usados y no involucrados.