A Roque Valero le queda grande el uniforme de Bolívar. El cantante luce desbordado por el papel desde el inicio, al punto de sobrepasar el lindero del esperpento.
Los primeros minutos exigen del espectador un esfuerzo por no reír cuando se debe llorar. De manera inconsciente, la cámara opera como el lente de aumento de una cadena de despropósitos.
El maquillaje le brilla en la cara al intérprete, la voz se quiebra en exceso, falla la dirección de los actores.
Parte del problema radica en el casting de protagonistas de telenovela y teatro, mal formados por años de improvisación y ausencia de método. Por acto reflejo, terminan haciendo de ellos mismos. Es el caso de Samantha Dagnino, única presencia fresca en un reparto de barajitas repetidas.
Pero seamos serios. La chica tampoco puede corregir el curso desviado de la puesta en escena, inclinada por una mecánica de textos declamados, apuntes frívolos y registros de caricatura.
No parece una biografía de Luis Alberto Lamata, sino una parodia de Benjamín Rausseo. Le tocará conformarse con la adulación de la clase dirigente. Sin embargo, el rey está desnudo.
El pronóstico del gremio fue desacertado. El género épico no tocó fondo con “Zamora” en la Venezuela del siglo XXI.
“El Hombre de las Dificultades” constituye el mayor descalabro en la empecinada tarea de resucitar el espíritu de los próceres de la patria, para secundar las campañas políticas del gobierno.
La fotocopia del formato cubano y ruso nos salió desteñida y a un alto costo, pues impone un acercamiento distorsionado de la historia. En su época, Titón y Eisenstein sortearon con dignidad las barreras de la censura, a fin de cimentar las bases de una verdadera estética revolucionaria.
En cambio, la Alemania de Hitler fracasó en el intento con la ficción, produciendo bancarrotas de exiguo valor. Salvo contadas excepciones, la Quinta República va por el mismo camino.
“El Hombre de las Dificultades” pretende humanizar al mito de forma demagógica, apelando a recursos manidos de guión, como disfrazarlo de Casanova(tipo Miranda), gastarle chistes gruesos y reducirlo al plano del falso perdedor, crecido en la adversidad.
Se busca entonces remozar su estampa, adaptándola a los gustos de hoy en día. De ahí el insólito cierre con una canción del propio Roque Valero. Por lógica decreciente, el largometraje se salda como una mascarada populista.
El desarrollo es plomizo, las acciones se filman en un eterno cuadro bidimensional, la confusión de acentos evoca el perfil de un comercial de Open English. El acartonamiento banaliza el impacto de una secuencia de duelo.
El final es un carnaval de gritos y peleas de mentira sobre un barco fuera de control. Nadie entiende el desenlace triunfante de un caballero condenado al laberinto de la soledad. Se omite el destino oscuro del personaje. El propósito es brindar un mensaje de esperanza en medio de la contrariedad.
Evadiendo la complejidad, acusan a los chivos expiatorios de costumbre para culparlos del boicot de la misión redentora del caudillo.
Conviene pintar a Bolívar como víctima de una conjura internacional doblegada a punta de fuego en defensa de la soberanía. Es el kistch al servicio de una estrategia de consolidación del pensamiento hegemónico. Apenas convencerá a los incautos.
“El Hombre de las Dificultades” pretende humanizar al mito de forma demagógica, apelando a recursos manidos de guión, como disfrazarlo de Casanova(tipo Miranda), gastarle chistes gruesos y reducirlo al plano del falso perdedor, crecido en la adversidad.»
Estoy bastante seguro que Bolivar en la vida real ERA Casanova.
»Parte del problema radica en el casting de protagonistas de telenovela y teatro, mal formados por años de improvisación y ausencia de método.», esto es cierto!; en Caracas el teatro parece ser siempre el mismo, con la misma gente y los mismos temas … (sigh) después de un tiempo aburre. Por qué será?, hay gente nueva, por qué no »llegan»?, por qué siempre es lo mismo con la misma gente?. En Vzla. con la TV pasa lo mismo: la misma gente, los mismos temas ….
»Le tocará conformarse con la adulación de la clase dirigente», crees que los adulen?, tengo esperanza de que un valiente de su entorno diga en voz alta al menos 1 crítica.
Saludos.
Excelente crítica, aunque aún no haya visto (y no creo que vea) la susodicha película. Lo que no entiendo es a qué viene decir que se «disfraza de Casanova» a Bolívar, cuando éste en realidad era un mujeriego empedernido. Esa fidelidad histórica hay que reconocérsela a la película.
Y no lo digo yo, lo dicen varios historiadores.
Confira, una cosa es ser mujeriego, y otra cosa es ser casanova. Ambos se agencian un montón de mujeres, pero el segundo lo hace de un modo jactancioso e innecesariamente aventurero. Que asumo es lo que quiere indicar Sergio acá, y que fue lo mismo que me sacó la piedra en la Miranda de Diego Rísquez. Que una cosa es decir «bueno, el pana cogió que jode» y otra cosa es que eso lo representen como si el tipo fuera James Bond.
Lamentable los comentarios del cineasta…lo unico que se le puede decir que esta bien es la hechura de la cinta pero lo que es el guion y los actores, pues sin comentarios….la unica que le imprimio fuerza en su caracterizacion fue la mujer de bolivar y eso que lo vi unos 10 minutos o menos ya que me quede dormido…me supongo que este director esta esperando que el gobiernuelo lo lleve a los premios OSCAR…como siempre tarifa a sus seguidores como dudamel y otros..poco faltaba seguramente tambien de meter a oscarcito en esta cinta como mejor soundtrack, si es que lo hubieran metido en este bodrio. Mi recomendacion, no pierdan tiempo y dinero esta vaina, al final lo pondran en youtube y lo veran gratis, si quieren perder tiempo en esta «vaina».
Es tal la desesperación del Gobierno, que regalo entradas a los empleados de CANTV y MOVILNET para que fueran obligados a ver la película Bolívar el Hombre de las dificultades.
[…] . Ninguna de ellas se ha estrenado en las salas locales. Las caras del diablo 2 (Carlos Malavé), Bolívar, el hombre de las dificultades (Luis Alberto Lamata) y El hijo de mi marido (José Simón Escalona) son los otros largometrajes […]