Erautofilia

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erautofilia

y su cabellera
era un incendio
en medio de los bambúes

En un tiempo atrás creía que mis colores preferidos eran los fríos, azules, verdes… Pero desde hace relativamente poco tiempo he tenido una fijación, u obsesión, por el color rojo. Que no se crea que tenga alguna relación hacia la política, sino es al color en sí, ese color que se asocia con el sol y el calor, con la pasión y el erotismo, con la fuerza, sexo, calor, fuego, sugiere vitalidad, entusiasmo, agitación, sangre, amor, audacia, valor, coraje, cólera, crueldad, intensidad y virilidad.

Y esta fijación surgió de unos cabellos rojos, que hacían contraste con las hojas de unos bambúes, es una imagen que me aborda en los momentos más inesperados. Están allí, los cabellos flotando, como en medio del agua.

Al mirarla su mundo me asalta y me lleva cinco pasos más allá de mí mismo, es su cabello incendiado que me grita en silencio «mírame» y es cuando salto en mis sueños para leerle su mente, decirle algo, sonreírle, y llevarla de la mano por encima de la ciudad, como en un cuadro de Chagall.

Al quemarme los ojos con el fuego de su pelo que me cae como aguacero, el fin deja de existir y es siempre presente.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

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