Humanos estúpidos

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apocalipsis2

Hemos seguido la evolución humana casi desde sus orígenes. Nunca hemos querido intervenir en su curso natural. El único momento que hubo una intervención, hace unos 12 mil años terrestres, fue cuando unos rebeldes quisieron hacer ciertos experimentos con algunos animales y con algunos seres humanos, sobre todo con hembras, generando mutaciones que no sobrevivieron. Dichos rebeldes fueron duramente castigados.

El planeta Tierra es lo más cercano a lo que fue nuestro planeta, destruido por la misma estupidez por el que fue destruido el nuestro: ambición de poder, es la peor enfermedad que padece el ser humano, la misma enfermedad que tuvimos, hasta que aprendimos.

Este planeta ya ha sido invadido por nosotros, pero una invasión silenciosa, inocua, jamás como ciertos filmes de ciencia ficción. Jamás, a excepción del error cometido por aquellos rebeldes, hemos hecho daño a ningún ser vivo, nos hemos mezclado entre los seres humanos, compartimos las mismas calles, pero no dejamos «contaminarnos» por sus errores, los mismos errores, repito, que cometimos nosotros.

Les hemos colaborado en las ciencias, las artes, la cultura, les hemos dado la «sospecha» de nuestra existencia. En ciertas ocasiones hemos sido un poco «extravagantes», con el fin de hacer entender, al menos a alguien, de su error. Pero quienes deben darse cuenta de su error de manera inminente están obnubilados por el poder.

El ser humano ha sido la peor pesadilla para ellos mismos, y los pocos que han despertado es muy poco lo que pueden hacer desde sus lugares, los cambios que pueden impulsar son muy lentos para la premura que ellos necesitan.

Los ángeles del apocalipsis serán ellos mismos, y nosotros no podremos hacer nada. Luego quizá habitemos el planeta Tierra, luego que ya no quede nadie.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

1 Comentario

  1. Tranquilo Renji, las cucarachas siempre son las últimas en sobrevivir.

    Nosotros caeremos felices con nuestras pesadillas bien humanas.

    «Si ves al Buda . . . «

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