En un artículo anterior escribí acerca de ciertos necios de alta potencia, como son los fanáticos, religiosos en este caso. Ahora hablaré de otro tipo de necios: de aquellos que se creen que se la saben, y no saben nada.
Una conocida adolescente aparentemente sufre de trastorno afectivo bipolar (conocido anteriormente como psicosis maníaco-depresiva). El psiquiatra que la atiende dispuso como parte del tratamiento alejarla del internet y del teléfono celular. Otra amiga que supo del caso estaba realmente indignada, «cómo era posible que una pobre adolescente le quitaran el internet y el celular. ¡Está loco ese psiquiatra!». Yo me preguntaba cómo ella podía emitir una opinión de ese tipo si ella no sabe de psiquiatría.
Buena parte de las personas que nos rodean actúan como esta amiga, hacen análisis y categorías de temas que no tienen ni idea, como para darse que saben mucho. Son necios pues. Eso se ve sobre todo en la ciencia, y en filosofías o sabidurías orientales.
En una librería se puede ver una gran cantidad de libros que hablan de temas orientales, de budismo, de taoísmo, de hinduísmo, de yoga. Sobre todo ahora que hay un ansia de absorber todo ese tipo de sabidurías, y las editoriales se aprovechan para bombardear de libros con todo ese tipo de temas. Pero la gran mayoría son basura. En algunos casos, muy pocos, hay textos interesantes, pero con errores. Por ejemplo, Jorge Luis Borges tiene unos análisis bien interesantes y acertados en su conferencia acerca del budismo, aunque incurre en un error al atribuir al brahmanismo las bases de la formación espiritual de Siddharta, siendo en realidad que el futuro Buda estaba ligado a la tradición de los shramanas, quienes se oponían a muchas creencias de los brahmanes. Borges, en su profunda erudición pero también en su profunda humildad admite que es «muy difícil exponer una religión, sobre todo una religión que uno no profesa», y ya al final de la conferencia dice que aún después de haber dedicado tantos años al estudio de esta doctrina la ha entendido más bien poco.
Borges es una excepción, a pesar de ciertos errores y de no alcanzar a entender ciertos aspectos del budismo, se le perdona, por admitir que poco sabe del tema.
En esta página me he encontrado con personas que, evidentemente, saben muchísimo menos que Borges acerca del budismo, pero hacen afirmaciones, definiciones y comparaciones, como si supieran mucho del tema, pero cometen errores garrafales. Se me acusa de no ser ecuánime o de no expresarme adecuadamente cuando hago las correcciones; pero eso lo hago si admite que quizá esté equivocado, y que pide que se le corrija si comete un error, pero hay una diferencia al tratar con los necios, a esos que no admiten su error cuando lo cometen, sino que más bien atacan personalmente al sentirse indefensos. A ellos no se puede, ni debe, ser cordial, sino en algunos casos tratarlos duramente, porque al parecer es el único modo que entienden, y en algunos casos ni siquiera, son casos de necedad severa.
Recuerdo la anécdota que en un bhikkhu (monje) que estaba en la Sangha del Buda, se puso a decir ideas contrarias de las que enseñaba el Buda, como que todos los seres teníamos un alma inmortal (idea negada por el Buda). El Buda al enterarse le regañó con fuerza «¡Bhikkhu necio! ¿Qué estás diciendo? ¿Acaso eres tan tonto que no entiendes lo que digo?», el bhikkhu se sintió tan contrariado por el regaño que se sentó solo por un buen rato, evidentemente afligido.
Qué pena, pero a las personas que carecen de la humildad para pensar que lo que dicen es erróneo, con ellas no seré tan ecuánime, no se lo merecen.