La respuesta corta: los chavistas y los hermanos Castro. Seguro si llegan a leer esto pensarán que me estoy burlando o que Globovisión me comió el cerebro porque es evidente que Chávez murió a causa del imperio, de un cáncer inoculado en una zona de la que sólo conocemos aproximaciones o que fueron las maldiciones que todas las viejas del Cafetal le echaron al Comandante Supremo. Pues a esas personas quiero que sepan que los únicos culpables de la muerte de Chávez son los chavistas de todo rango, desde Nicolás Maduro y Diosdado Cabello hasta el que vive por allá en un pueblito olvidado de Guárico.
Escribo esto porque hace poco se hicieron actos en conmemoración del cierre de campaña de Chávez donde estoicamente se mojó en la lluvia y se hizo esa foto mítica que forma parte hoy en día del imaginario popular. Leí acerca de estas celebraciones con bastante incredulidad pues no logro entender cuál era el objeto de estos actos. Si yo fuera chavista estaría avergonzado tanto por la conducta de mis líderes como la mía propia.
Chávez admitió estar enfermo en mayo del 2011. Desde entonces la información oficial fue parca, llena de mentiras que se cruzaban con rumores para que cada quién sacara sus propias conclusiones. Incluso hubo quien llegara a pensar que todo era una pantomima del gobierno. Y acá arranca lo que es el grueso de la responsabilidad del votante chavista que nunca le exigió de manera contundente a su dirigencia que fueran transparentes a la hora de informar al país de lo que estaba sucediendo con el entonces Presidente. Por supuesto hicieron lo contrario, se dedicaron a dar “mensajes de apoyo” y a repetir tonterías acerca de la privacidad del Comandante y el respeto a su estado de salud como si no se tratara de un funcionario público.
Nunca pusieron coto a las ausencias de Chávez ni pidieron cuentas al respecto. Simplemente decidieron tragarse por completa la propaganda oficial sin ponerla en duda un momento como para demandar conocer el que supuestamente era la persona más importante del país para ellos. A Nelson Bocaranda que se atrevía a escribir acerca del estado de salud presidencial se le tachó de necrófilo igualmente al resto de la oposición por el simple hecho de exigir respuestas ante un asunto de tanta importancia pero para los chavistas más importante era insultar a la oposición que enterarse de la verdad. Al sol de hoy continúan en las mismas a pesar que toda la información publicada por Bocaranda resultó ser cierta. Simplemente no tienen capacidad ni voluntad de rectificación así tengan la verdad enfrente. Y la verdad es que Chávez estaba mucho peor de lo que se le dijo a los venezolanos.
Por su parte, Chávez, a través de sus voceros no hizo otra cosa más que desmentir constantemente cualquier información extraoficial que se publicara acerca de su salud, por supuesto estos desmentidos iban siempre aderezados de sendos insultos para todo el que osara poner en duda la verdad oficial. En retrospectiva se nota también que además de todo Chávez estuvo mal asesorado. Si no, no se entiende su empeño en irse a tratar a Cuba donde gozarán muy buena medicina (yo lo pongo en duda) pero que no se puede comparar la calidad con otros países aliados como Brasil o en todo caso en Venezuela donde según el mismo Chávez tenemos un gran sistema de salud.
La única razón detrás de toda esta desinformación y el mal manejo de la enfermedad de Chávez era la campaña presidencial del 2012. Necesitaban tenerlo en pie como fuera para ganar sin ningún atisbo de duda las elecciones que inicialmente estaban pautadas para diciembre pero que se cambiaron sospechosamente a octubre. Y digo que me causa suspicacia porque un año después no me queda duda de que sabían lo que estaba ocurriendo con la salud del Comandante Galáctico desde hacía mucho. Si las elecciones hubiesen sido el 2 o el 9 de diciembre como se venían haciendo, Chávez simplemente no llegaba. Recordemos que la última vez que lo vimos con vida fue el 8 de ese mes. Pero claro, el chavismo acostumbrado a obedecer y acatar no vio nada raro en toda esta movida. Dejen la necrofilia decían a la oposición.
La dirigencia chavista, los hermanos Castro y la base del chavismo, todos sometieron a Chávez a una campaña que él pensaba ganar a distancia pero que como él mismo reconocería luego se vio en la necesidad de meterse de lleno. Una persona que estaba enferma de cáncer, que estaba en medio de quimioterapia, que había sido operada de todavía no sabemos qué pero que podemos deducir que era algo grave y a esa persona la pusieron a mojarse en un cierre de campaña para terminar de consolidar la revolución (que visto lo visto está haciendo aguas por todos lados) y destruir a la oposición. Todo por ser incapaces de exigirle a Chávez en vida que su supuesta mano dura la usara para deshacerse de los inútiles que lo rodeaban.
A Chávez lo mató tener un pueblo y unos aliados que le rieran todas las gracias, que jamás le dijeran no y que no le exigieran nunca nada. Por eso nunca le pidieron mejores líderes o que formara a un sucesor sino que nos dejó con el monigote de Maduro. Si a su Comandante Presidente le hubiesen pedido que una verdadera revolución social y no simplemente esta especie de teocracia en la que se ha convertido, si no hubiesen renunciado a cualquier tipo de responsabilidad para entregársela toda a Chávez. Quizá les creería sus golpes de pecho por el difunto y tal vez todavía tendrían a su máximo líder con vida aunque el desastre siguiera siendo el mismo.