«El sin sabor, quedo acentuado en el aire tachirense,
gritos ahogados, de penas y vivientes, ¿quien es aquel al que todos señalan con ira y cabreo?
En su mirada la ironía resbala el cinismo crece, ¿por qué tu manchaste de vino, las lagrimas de los fieles?
Pienso que ya es muy tarde, tu tiempo se desvanece; en tu terquedad y egoísmo, sin ideas no creces,
eran ellos los elegidos, un lustro más de espera golpea esperanzas y sueños, otra vez a despertar, desilusión y reveses,
hoy estoy solo, quiero estar solo, tal vez mañana piense que, otra vez se puede.
Grandes, grandes, grandes hasta donde la mirada alcance, siempre estaré orgulloso, es así un 18 y otros 20,
tantas cosas que hacer, que injusto no verles, habrán muchas páginas más que el sol vera resplandeciente,
siempre a su lado, ganaremos en el fresco pasto verde».