Mi amigo, que trabaja con UNT y Voluntad Popular, entra a mi oficina y me pregunta si voy a votar por Eveling (Eveling Trejo, alcaldía de Maracaibo), a lo que respondo firmemente, y para su asombro, que no. Indignado, su respuesta fue «chamo, pero Capriles necesita tu voto».
Capriles tiene mi voto; hoy y siempre. Creo que es la mejor y mayor representación que ha tenido la oposición en los últimos años; pero eso no significa que tenga que votar por «sus candidatos».
Yo entiendo a Capriles. Él no quiere tener la sangre de miles de venezolanos en sus manos, y por eso no nos llama a salir a la calle. Quién sabe, hasta por eso puede que haya negociado los resultados del 14A. Pero lo que no entiendo es por qué negociar con gente como Eveling y su combo. La respuesta primeriza puede ser «porque es la esposa de Manuel Rosales, y él tiene mucho peso.». Bien, pero gente «pesada» en ambos bandos hay para echar para arriba.
Tomen el caso de Pablo Pérez, el pupilo de Rosales. Apostó la voluntad del pueblo zuliano y terminó perdiendo la gobernación. Esto, admitiendo que, de verdad, su gestión fue buena, pero no lo suficiente. Aun así, en su discurso de despedida, terminó criticando a los marabinos «por no haberlo apoyado lo suficiente». Cinismo.
Mi amigo de los partidos me cuenta que en las primeras reuniones con Eveling, todos se lo dijeron en su cara: «nadie votó por ti en las primarias». Eveling sonrió y avanzó con la reunión. Esto no es un secreto para nadie. Antes de anunciar la candidatura «por la unidad», medio Maracaibo se volcó a las calles a pedir la consideración de Juan Pablo Guanipa como candidato, y a protestar por la negativa de Eveling a negociar, sin resultado alguno. Obviamente Eveling cuenta con apoyo de un sector de Maracaibo, pero una manifestación de ese tipo, no puede ser pasada por alto.
A mí no me convence eso de que la idea es ganar alcaldías y votos. Para mí, la idea tiene que ser enfocarse en un panorama global y echar del barco a quien no esté aportando. Sé que Capriles tiene que contar con el apoyo de sus candidatos a nivel regional, pero esto ya es otra cosa. Cosas de chavistas. ¿Hasta cuando los Rosales y su gente en su travesía hegemónica por este estado? ¿Hasta cuando Capriles negociando con esta gente, que no ayuda a la verdadera unidad?
Para mi asombro, la respuesta es «Capriles no se puede poner con esas. Lo mismo está pasando en Táchira y en yo-no-sé-dónde-más, y él no puede alborotar las cosas. Lo importante es la unidad». Pues ya me tienen las bolas rotas con su «unidad». Una unidad donde cada quien hala para su lado en nombre del candidato; cuando es el pueblo el que debe ser escuchado.
Reconozco la importancia de una alcaldía y una gobernación, pero entonces quitémosnos las caretas y nos pintamos todos de rojo; ya que, lo que tanto le criticamos a los chavistas, parece ser la práctica común dentro de nuestros propios cuarteles.