Estas notas comenzaron como un ejercicio para registrar lecturas. A veces escribir un par de comentarios sobre las ideas y sentimientos provocados por un libro ayuda a descubrir con mayor profundidad lo que encontramos en ellos. Las impresiones que se expresan suelen ser más duraderas, y por lo general el gran enemigo del lector es el olvido.
Recientemente comencé un ciclo de novelas cortas. Para elegirlas consulté varias listas con las más reconocidas de la literatura universal. Todos son autores consagrados.
Crónica de una muerte anunciada
A veces la fatalidad está destinada a un hombre más allá de la culpa y de la voluntad de otros para impedir su muerte. Como escribió Sergio Gamboa, es una novela inteligente y bien estructurada, un arduo trabajo de relojería.
La prosa de García Márquez es magistral, pero es inevitable sentir que esta historia y la vida de sus personajes pertenecen al universo de Macondo. Esto también sucede con “El amor en los tiempos del cólera”. Recorriendo las páginas de estas novelas aparece una y otra vez el recuerdo de “Cien Años de Soledad” como una cumbre inalcanzable que proyecta sombras sobre personajes que en comparación resultan predecibles y estereotípicos.
La muerte en Venecia
Thomas Mann es uno de los escritores más elegantes que he leído, su prosa es impecable. La historia de “La muerte en Venecia” es en apariencia sencilla, pero contiene un poderoso simbolismo que conduce a los laberintos de los orígenes del arte. Asenbach representa la lucha, las contradicciones y los conflictos del artista y su proceso creativo. Las tensiones entre la pasión y la disciplina, el éxtasis y el control, la vida como búsqueda de la belleza.
La aparición del cólera en la ciudad refleja su enfermedad moral y espiritual, arrastrado por una pasión que destruye su estructura y lo esclaviza. El desagradable turista que motiva su viaje, y el viejo disfrazado en el barco, de algún modo son espejos de lo que Asenbach llega a convertirse cuando conoce a Tadzio. La idea más interesante de tantas que explora la novela, es la de la belleza como expresión de Divinidad, Verdad y Trascendencia. En la perfección estética se intuye la mano de Dios y a través de ella el hombre puede experimenta al menos un fragmento del éxtasis del encuentro con lo Absoluto.
El viejo y el mar
Después de escribir “El viejo y el mar”, Hemingway dijo que no era capaz de escribir mejor que eso. Difícilmente alguien más pueda, es magistral en su simpleza, hermosa en la evocación de sentimientos sobre la vejez, la dignidad y la dureza de la vida. También acerca de la amistad, el pasado y el propósito de cada hombre.
El viejo asume su destino y enfrenta las dificultades con una integridad que no se sostiene en la resignación sino en la resistencia. El ser humano está llamado a honrar el misterio de la vida haciendo aquello para lo que ha sido hecho.
La muerte de Ivan Illych
Tolstoi ofrece una mirada crítica al mundo de las clases y las apariencias, al hombre que se traiciona a sí mismo para vivir de acuerdo a frívolas convenciones sociales establecidas por las clases más pudientes. La vida como un juego de influencias en el que el dinero, el poder, pero sobre todo la reputación son los ejes centrales. Ivan se enfrenta a la muerte y en su hora final es despertado por el dolor y la amenaza de la nada. Cuando caen los velos y las mentiras ya es demasiado tarde para la redención.
Una novela simple y directa.
Al Faro
Virginia Woolf es una escritora exigente, requiere máxima atención de sus lectores, que se involucren con cada página. No siempre es fácil leerla pero las recompensas que ofrece son valiosas. Tiene una increíble habilidad para descubrir emociones sutiles en momentos que pocos observadores considerarían relevantes. Detrás de su prosa se revela una mente aguda y profunda, con gran capacidad para penetrar la psique y hablar de aquello que solemos callar.
En “Al Faro” la historia cumple un papel secundario, son los personajes, sus secretos y sus revelaciones quienes ocupan el núcleo de la novela. La familia, el paso del tiempo, los afectos, las relaciones entre padres e hijos, el amor y la condición humana. Todo queda expuesto con el fluir de la conciencia característico de Virginia Woolf. Es una lectura desafiante con momentos geniales.