Buena parte de nosotros tenemos dificultades para llegar a fin de mes. Nuestra cultura latina no se caracteriza por ser ahorrativa, y al parecer es una ley que mientras más se gana más se gasta. Pero hay varias personas en el mundo, que voluntariamente decidieron no depender más del dinero. Es el caso de Mark Boyle, un irlandés quien lleva cerca de un año llevando una vida sin dinero, pero, según él, disfrutándola al máximo.
Mark era administrador de una enorme compañía de comida orgánica, por lo visto con muy buenos ingresos ya que poseía un yate. Cierta noche, conversando con un amigo, reflexionaba acerca del modo de vida humano que no sólo destruye el planeta, sino también a las personas que habitan en él. Ambos se sentían como un par de gotas en medio de un océano contaminado. Así que decidieron hacer algo radical en contra del monstruo.
Para Boyle existe una indiferencia generalizada en las personas ante este problema, que cuando compramos no pensamos en las repercusiones que afectan a personas, al ambiente y a los animales, y que el factor generador de todos los problemas, según Boyle, es el dinero.
De modo que Boyle, gradualmente fue deshaciéndose de su dinero hasta hacerlo totalmente, en el transcurso de un año.
“Hice una lista de todo lo básico que necesitaba para sobrevivir. Adoro la comida, así que eso era lo primordial. Hay cuatro patas en la mesa de la comida gratis: recolectar comida salvaje, cultivar, hacer trueques y utilizar comida desperdiciada, pero hay muchas otras formas.”
Entró como voluntario en una granja orgánica la cual ayudó a restaurar para que no dependiera de energía eléctrica. Supo como experiencia lo fundamental de no desperdiciar nada. “Si cultiváramos nuestra propia comida, no desperdiciaríamos el 30% de ella.”
“Usaba madera que cortaba o recogía para calentar mi humilde morada en un quemador hecho de un viejo bidón de gasolina, e hice un compost humano a partir de mis desechos.” Su aseo personal lo hace en un río, se transporta en una bicicleta, y se alumbra con velas hechas con cera de abeja.
Se podría ver quizá a Mark Boyle como un anticapitalista fanático, pero más bien se podría ver como alguien que decidió cuestionar radicalmente nuestro modo de vida, que consideramos “normal”.
“Irónicamente, he encontrado que este año ha sido el más feliz de mi vida. Tengo más amigos en mi comunidad que nunca, no me he enfermado desde que empecé, y nunca he estado más en forma. He encontrado que la amistad, no el dinero, es la verdadera seguridad. Que la mayoría de la pobreza de occidente es espiritual, y que la independencia es realmente interdependencia.”
Según Boyle, hay cosas que extraña de su vida de empresario: “El estrés. El tráfico de las avenidas. Los estados de cuenta bancarios. Las cuentas por pagar. Ah, claro, y tomar ocasionalmente una cerveza con mis amigos del local.” Dice riendo Mark.