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Buscando papel tualé.

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Carlos es opositor, y Mónica es Chavista. Como todos los bodegueros tienen el papel sanitario a 12 Bolívares. Carlos y Mónica se van al centro de Barquisimeto, quieren comprar un bulto de papel tualé, para venderlo a un precio justo, y de paso ganarse algún dinero en esta época de diciembre. El futuro barrio Chino, se recarga de tiendas glucosas. Las confiterías adornan las calles cual mundo de Strawberry Shortcake. El rey cigarro, y la reina Coca-Cola gobiernan en la comarca.

Mónica y Carlos revisan con rayos x todos los antros de Chinos, y nada de papel tualé. Los Chinos se ríen a carcajadas cuando escuchan la palabra: papel tualé. Hasta los vigilantes lanzan carcajadas infernales. Una fina lluvia es el llanto de la impotencia. ¿En el año 1913 del siglo XX existía el papel tualé? ¿Será que con Capriles, o en un gobierno de la MUD todo volverá a la normalidad y conseguiremos la comida y los artículos de primera necesidad? A Carlos no le interesa si de presidente de la república gana Antonio Ledezma, o Eduardo Fernández El Tigre. Carlos desea que finalice el desabastecimiento, fin de la escasez. Monica no quiere que gane la MUD, según ella, hasta el chavista mas light sabe que la MUD viene con todo.

Que fino es buscar papel tualé como si fueras a comprar droga. No hay papel tualé, pero tenemos patria, piensa Carlos para distraer la mente. Mónica piensa más bonito: si no hay papel tualé, es por la guerra económica, la oposición esconde el papel tualé. Al gobierno no le conviene que escondan el papel sanitario. En un momento, Carlos empieza a maldecir al rey cigarro, y a la reina Coca-Cola. Y Dios libre que se le atraviese una licorería. ¿Por qué no esconden las cervezas? ¡Maldita sea!

Carlos anda botando piedra, hijos de puta, maldice, balbucea. Parece que le va a dar un infarto. Mónica camina como Candy Candy, en su mente tararea el fucking patria querida. Ella es un zombie rojo, un zombi que no come cerebro porque se alimenta de corazones. Mientras Mónica va demenciando por el centro de Barquisimeto, Carlos ve una cola, ¡coño! Carlos corre, se desboca, cuando pregunta le dicen que la cola es para comprar juguetes.

Mas adelante en la Beijing mall, un empleado venezolano, le mete a la China, una mirada burlista para luego responder como todos, no, no hay papel tualé. Carlos utiliza un tono de voz rastrero, entre humillado, medio boleta, sigiloso, y bien. Pasan como tres minutos, el empleado cede ofreciendo un bulto de papel tualé a 350 mil Bolívares de los viejos, 350 Bolívares “fuertes”. Y de una vez ordena: tienen que venderlo a 12 Bolívares cada rollo.

Carlos y Mónica tocan retirada. El viaje de regreso es un huracán de maldiciones Carlistas, repelidas por un arcoíris Moniquista. Maduro tiene razón, dice Mónica, deberían de meterle el ejército a esos Chinos.

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