Que yo sea instrumento de la paz. Que cada palabra, cada gesto, cada mirada, sea para dar paz. Sea de pie, sentado, tumbado o acostado; sea en vigilia o durmiendo; sea hablando o callado; que de cada poro de mi piel, que de cada aliento que exhale, sea para dar paz a todos los seres, sin excepción. Que yo logre trasmutar, como el plomo en oro, el odio, la aversión, la violencia, en amor, compasión, paz…
Sea.